Lunes, 12 de Enero de 2009 00:00
Las luces se apagan y una pantalla muestra a un Norman Quijano en bicicleta, que segundos después entra a la pista en carne y hueso. El candidato a alcalde apostó a tres semanas de circo gratis y se siente cercano a su sueño. Cercano, no seguro.Daniel Valencia / Fotos: Mauro Arias
Norman Quijano llega a un mitin donde repartirá paquetes escolares en la colonia Vista Hermosa.
Este domingo, por la noche, en cada fila hay unas 500 personas y 30 minutos más tarde todas están sentadas en los graderíos de madera. El circo está lleno y sólo las sillas blancas ubicadas frente a la pista están vacías. Demarcada por una jaula de hierro de unos siete metros de diámetro, la pista del América Espectacular espera el primer acto de la noche. Al costado izquierdo, ocho felinos descansan en un camión remolque que también hace las veces de jaula.Todos están ansiosos, pero antes de iniciar la función, el circo queda unos segundos a oscuras. De repente, desde los parlantes, una voz anuncia el primer acto: “¡Y con ustedeeees, el alcalde que quiere la genteeee: Normaaaan Quijanoooo!” De inmediato se enciende una pantalla gigante que muestra a Norman Quijano en bicicleta, seguido por unos niños que también montan bicicleta. La gente aplaude, complacida, mientras justo por encima de la puerta por donde aparecen los payasos y los malabaristas, una marquesila luminosa comienza a funcionar con infinidad de foquitos que se encienden y se apagan en una interminable secuencia de derecha a izquierda. Se encienden y se apagan, se encienden y se apagan, y gracias al efecto que producen, la concurrencia puede leer el mensaje que corre: “Norman, Alcalde 09”.La gente aún aplaude cuando los reflectores apuntan hacia el túnel por donde se accede a la carpa y es ahí donde aparece el candidato del partido Arena a la alcaldía de San Salvador, ya no en bicicleta sino caminando y en carne y hueso, saludando al público. Y como es un circo, la función no puede empezar sin la música correspondiente, así que la música también arranca y en las gradas la gente, complacida, acompaña con aplausos lo que es escucha: “¡Alianza Republicana Nacionalista de El Salvador, Alianza Republicana Nacionalista de El Salvador! ¡Presente, presente por la patria...!”El América Espectacular fue alquilado por un hombre que durante las tres últimas semanas ha regalado funciones a miles de capitalinos. Este hombre, que se sabe segundo en la simpatía de la gente -aunque confía, un poco dudoso, en un triunfo incierto-, mandó a pintar la fachada de rojo, azul y blanco; pintó también las letras “limpieza, orden, seguridad” y colgó una valla en donde aparece él, con su bigote y su pelo cano, levantando el pulgar de la mano derecha. Este hombre quiere ser alcalde y su última táctica de campaña fue alquilar un espectáculo circense.Aquellas sillas blancas vacías frente a la pista están reservadas para el hombre que paga la fiesta, para sus tres hijas y su equipo asesor.Para ingresar a la carpa, todos los días se ordenan dos filas. En la principal, la de la izquierda, hacen cola las familias que llevan camisas con los mismos colores de los banderines que ondean al aire en lo más alto del circo. En esa fila, los niños, las mamás, los papás, todos, llevan además una tarjeta de invitación en donde aparece el rostro del hombre del pulgar levantado. A estas familias, provenientes de algún barrio de San Salvador, este hombre las visitó en la mañana, les regaló comida –o láminas- y las invitó a ver el espectáculo.La otra fila es la de los curiosos y la de los repetidores. Los primeros son aquellos que se enteraron de que en la capital, a un costado del estadio Cuscatlán, hay un circo que da funciones gratis todos los días. Los segundos son los que llegaron como los primeros, pero aprovechan el reenganche. Este domingo, por la noche, en cada fila hay unas 500 personas y 30 minutos más tarde todos están sentados en los graderíos, acompañando con sus manos la cadencia de la marcha de Arena.Dos días antes de la función, encima de la carpa, cuatro jóvenes se deslizaban –cual tobogán- sentados sobre unos trapos húmedos. Escalaban la carpa y bajaban deslizándose. Estaban limpiando el exterior del circo, que también es tricolor. Desde que arrancaron las funciones, el circo ha tenido una afluencia de unos mil visitantes por día y no es de buen gusto tener la fachada sucia. Sobre todo si de repente aparece para pedir votos, en medio del espectáculo de los famélicos leones -o el de los equilibristas que no logran sostener el equilibrio-, el hombre que ha invertido plata para pagar las entradas. “35 mil dólares les cobré por una temporada de 15 días”, dice Rigoberto Valiente, el dueño del circo, en el cierre de las primeras dos semanas.Este domingo en el que Norman Quijano aparece en el circo regalando camisas y botiquines –y pidiendo el voto– termina la temporada. Sin embargo, para gozo de la multitud, el candidato sorprende a todos al anunciar que extenderá una semana más el alquiler y, por lo tanto, las entradas gratis. “Cuando lleguemos a la alcaldía vamos a llevar sana diversión y entretenimiento a los capitalinos”, promete a la audiencia, antes de que el gitano Dorian aparezca para domar a los cinco leones de Madagascar -así los presentan- y a los jaguares y pumas del Amazonas.Y aunque la gente le aplaude, no deja de hacerse notar un mal agradecido o un impaciente que gusta más del circo tradicional que del circo político: “¡Sí, hombre, apartate! ¡Dejá que empiece el show!”, le grita un joven al candidato, desde el anonimato del fondo de los graderíos.Domador de fierasEl acto del gitano Dorian asusta. Pese a que este hombre de una treintena de años intenta convivir el mayor tiempo posible con sus felinos –que por todos sumarán 20, y que están enjaulados en pésimas condiciones-, estas fieras sólo dejan de ser hurañas con él cuando quieren darle zarpazos en el hombro cada vez que el domador, con su vara, les pega para que hagan alguna gracia. “¡Grrrrrrrrrrrrrr!”, ruge Simba, “el rey de la selva”, cuando se rehúsa a dar saltos de un banco a otro. Hay momentos en que pareciera que Álex, otro de los leones, se lanzará encima de Dorian para devorarlo. Es entonces cuando el artista retrocede y pega un grito “¡eah!” para calmar al león, y para calmar sus nervios y los de los espectadores. Como la gente no ha entendido que ya hizo méritos, él mismo se encarga de exigir un reconocimiento: “Un aplauso para el domador”, pide Dorian.
A Norman Quijano también le ha costado un mundo domar a quienes tiene que domar: empezando por el díscolo asistente que le pidió que dejara que empiece el show. Pero también a su partido, que desde hace 10 años le dio un encargo: convertirse en la sombra crítica de la personas que el FMLN tiene encabezando el gobierno municipal de San Salvador.Quijano, que era diputado en el período 1997-2000, se convirtió pronto en el ojo y la voz críticas de la gestión del alcalde Héctor Silva, el primero del FMLN en la capital, e hizo todo lo que tuvo a su alcance para intentar erosionarle la imagen. Cuando Silva lanzó su proyecto del relleno sanitario en Nejapa, Quijano encabezó una protesta callejera en la misma Nejapa, de donde un grupo de simpatizantes del proyecto lo sacó a la fuerza y el legislador tuvo que poner pies en polvorosa para evitar alguna piedra.
Hace tres años perdió la nominación de su partido ante Rodrigo Samayoa, quien fue traído expresamente del Parlacen para hacerse cargo del estandarte arenero y tratar de arrebatar al FMLN la plaza capitalina. En aquella campaña interna, hubo dirigentes areneros que llegaron a insinuar que el odontólogo retirado era un político “quemado, desfasado”. En aquel momento, la cúpula liderada por René Figueroa en el COENA y por Adolfo Tórrez en la departamental de San Salvador querían a Samayoa enfrentando a Violeta Menjívar, que al final ganó por apenas cuatro docenas de votos.
Norman no salió muy contento de aquel episodio, y desde hace años ha tenido como sueño ser alcalde. El veto de su partido le supo amargo por dos razones. Primero, porque los apoyos internos que esperaba encontrar para hacerle frente a sus detractores se escondieron. Segundo, porque para él ese era su momento y no otro. En aquel entonces tenía 59 años, las tarjetas de crédito topadas y su cuenta de ahorro personal sin un centavo. En julio de 2005, Quijano
comentó a El Faro que la campaña interna lo dejó con 15 mil calcomanías proselitistas, 7 mil camisetas, 500 gorras, 20 sacos de leche y algunas sillas de ruedas que no alcanzó a repartir.
El día en que Norman fue instado a dejar de pensar en que iba a ser el candidato de Arena -según cuenta un compañero de su partido en la Asamblea que prefiere hablar desde el anonimato-, este llegó a su oficina, ubicada en la sexta planta del edificio legislativo, con la mirada perdida y la cabeza agachada. “Sí, estaba defraudado y desconsolado”, dice la fuente. “Él es un hombre jovial, ameno, que hace bromas. Nunca lo habíamos visto así. Después nos anunciaron que se daría la conferencia para proclamar a Rodrigo Samayoa”, recuerda.En Arena hay fama de que la disciplina es el argumento por el que deben soportar puñaladas por la espalda de parte de colegas de partido. Eso le impide a la mayoría denunciar a su agresor y les hace tragarse el orgullo. “La lealtad tuvo un gran peso en mi decisión, dejémoslo así… voy a ver si le mando a borrar la palabra 'alcalde' a las gorras para que solo digan Norman Quijano y las voy a regalar…”, dijo en aquel entonces el diputado.Quien sí se atrevió a sugerir quiénes le echaron zancadilla a las pretensiones de este hombre que ya trabajó en la alcaldía capitalina durante la administración de Armando Calderón Sol (1988-1994, dos períodos) fue el entonces diputado y hoy candidato presidencial y presidente de Arena, Rodrigo Ávila. “Yo no sé... estoy especulando, a lo mejor fue por su relación con René (Figueroa) o por un pleito que tuvo con el Chele Tórrez”, dijo Ávila.Pero Quijano, al igual que lo había hecho en 2002, cuando le jugaron feo dentro de la fracción legislativa, guardó silencio. Por mucho tiempo, el diputado Quijano dividió su tiempo entre la Asamblea y la federación de voleibol salvadoreña, de la cual fue presidente. En el año 2000, la federación organizó un torneo centroamericano para el cual le hizo falta plata. Quijano, entonces, recibió del Casino Colonial 30 mil colones como “donativo” para financiar la actividad. En esos días, Arena se embarcaba junto con El Diario de Hoy en una campaña para satanizar los establecimientos de juegos de azar, es decir, los casinos. Del donativo solo supieron Quijano, su gente en la federación y la fracción legislativa de su partido. Pero dos años más tarde, ese periódico publicó el caso y destapó que el donativo se otorgó 13 días después de que la Asamblea aprobara una reforma al Código Municipal para que los alcaldes pudieran cerrar los casinos en sus municipios. Esa reforma se estudió en una comisión de la cual Quijano formó parte.Para Manuel Arrieta, el hombre que consiguió el donativo y lo llevó hasta las manos de Quijano, ese caso se sobredimensionó y asegura que Quijano siempre actuó de buena fe.Arrieta es el hombre que tuvo que tomar las riendas de la ANDA luego de que se detectara la corrupción de Carlos Perla en la autónoma. Conoce a Norman desde hace más de 10 años y ha logrado ganarse el puesto de uno de sus amigos más íntimos. Fue compañero de Norman en la federación y ahora lo acompaña en la elección como su asesor de campaña.Cuando Quijano se enteró de que El Diario de Hoy tenía en sus manos el caso de los cheques del casino, envió un mensaje a través del mismo medio diciendo que en la bancada de Arena había deslealtad. Según él, sólo sus compañeros de fracción –entonces dirigida por René Figueroa- conocían la relación que tuvo con el casino. El caso, judicialmente, no trascendió.Ahora, a una semana de la elección, cuando se le pregunta por aquello que más lo ha decepcionado, Quijano responde que todos los problemas han quedado en el pasado. “Arena es mi familia”, dice.“Cobra”En el equipo de campaña de Norman Quijano hay un hombre que llama la atención a primera vista: cultiva una barba larga, llena de pelos negros y blancos, viste camisa arremangada y chaleco. La camisa y el chaleco están siempre abiertos a la altura del pecho, de donde resaltan tres gruesas cadenas de oro. En la espalda del chaleco, estampado en letras grandes, se lee: “JEFE DE CAMPAÑA”. Al frente, al lado derecho, sobresale su apodo, cosido con hilo dorado sobre un fondo negro: “Cobra”.
Los niños se apresuran a saludar a Norman Quijano en la colonia Vista Hermosa.
Cobra es un coronel retirado que trabajó en la desaparecida Guardia Nacional. Al final de la guerra dice que fue jefe de campaña de Armando Calderón Sol –que ganó la comuna en 1988- y de Alfredo Cristiani, que ganó la presidencia en 1989. Cuando Cobra era un líder en campaña, Quijano era un joven treintañero al que Calderón Sol le dio la oportunidad de crecer en la gerencia social de la alcaldía capitalina. Cobra dice haber dirigido, en 1994, la campaña presidencial que le dio el triunfo en segunda vuelta a Calderón Sol. Ese año, Quijano, el odontólogo que cambió la gabacha blanca por la política, saltó de la alcaldía a su primera diputación.Cobra es una de las tres figuras alrededor de Norman Quijano con las cuales se logra dilucidar, al menos, uno de los caminos que lo han llevado, al fin, a escalar el penúltimo escaño hacia su cielo de la alcaldía. El nombre real de Cobra, el experto en campañas, es Ramón González Suvillaga. Ramón es el padre de Gerardo Suvillaga,el presidente del Centro Nacional de Registros (CNR), vicepresidente de organización de Arena, asesor de campaña y amigo de Rodrigo Ávila. Suvillaga también fue compañero de fracción de Norman Quijano en la Asamblea Legislativa.En la departamental de Arena en San Salvador hay dos versiones de cómo Norman logró, esta vez, obtener la candidatura. La primera señala que René Figueroa (el hasta diciembre de 2007 vicepresidente de ideología), Adolfo Tórrez (director departamental) y Julio Rank, (el secretario de comunicaciones y jefe de la campaña general de 2006) se cansaron del candidato perdedor Rodrigo Samayoa, que estuvo a 44 votos de ganarle la alcaldía a Violeta Menjívar en 2006. A Samayoa ni siquiera lo salvó haber sido elegido como gobernador de San Salvador por el presidente Saca, luego de aquellos comicios. Tórrez y Rank incluso le salieron al paso cuando el ex candidato anunció sus intenciones de buscar la postulación de nuevo. Hace poco más de un año, cuando Samayoa y Quijano se disputaban de nuevo los apoyos internos, ya no era Quijano el que recibía los ataques de los voceros del partido ni el que pedía un proceso transparente.La segunda versión plantea que la cercanía de Norman a Armando Calderón Sol, sumado a su cercanía con Rodrigo Ávila, le abrieron las puertas. Al final, el partido se inventó unas primarias internas en las cuales ya se sabía quién era el candidato favorito y en donde Norman arrasó con 14 de los 17 votos que necesitaba, en enero de 2008. Esto sucedió tres días antes de que Rodrigo Ávila, entonces director de la PNC, anunciara su intención de competir por la candidatura a la presidencia.“Al final hubo una negociación para que Rodrigo Samayoa desistiera”, dice un dirigente que pide que no se publique su nombre para no perjudicar su puesto dentro del partido. Meses más tarde del arreglo, Ávila quedó de candidato a la presidencia, Norman ya estaba en campaña, apoyado por el papá de uno de los mejores amigos de Ávila, y Samayoa fue anunciado como candidato por la cuarta diputación por San Salvador. Una posición a todas luces ganadora.Cuánto influyeron Rodrigo Ávila y Armando Calderón Sol en la nominación, sólo Quijano y unos pocos dirigentes areneros lo saben, y el candidato prefiere no hablar del asunto, aunque otras personas dan alguna que otra pista. Lo cierto es que desde cuando Ávila fue nombrado candidato -en una contienda electoral en la que la vicepresidenta Ana Vilma de Escobar no dejó de denunciar una “mesa desnivelada” en su contra-, este se fue a firmar compromisos con Norman para prometer cuanta obra al candidato a la comuna y a su equipo de campaña se les ocurriese. Y, por el otro lado, una muestra del clan Calderón Sol se integró al equipo de campaña de Norman: Gloria Calderón de Oñate, la hermana del ex presidente.No es la primera vez que Gloria Calderón de Oñate aparece como sombra detrás de un candidato. Ya lo había hecho con la vicepresidenta, en su intento por ganar la candidatura presidencial. Y cuando se le pregunta si su presencia en el comando de campaña –con un puesto como concejala, de ganar la alcaldía- es síntoma de que Armando Calderón Sol movió sus influencias para que Norman lograra la candidatura, ella responde: “No deja de tener razón, pero veámoslo con un enfoque más objetivo. Armando constató que Norman Quijano era una persona súper capaz porque se lo demostró en la alcaldía. Luego, Norman saltó a la Asamblea y ahí ha sido un hombre entregado a la función pública y por eso Armando lo siguió apoyando. (Con la candidatura de Norman) se confirma de Armando, entonces, que tuvo buen ojo. Y Norman siempre lo ha dicho: que Armando es su mentor político”.Cuando se le pide a Norman que reparta porcentajes de agradecimiento –de un 100%- entre el partido y aquellos hombres clave que le han apoyado, este responde: “Estoy agradecido con mi partido, pero estoy muy agradecido también con mis amigos, que son muchos. Arena me ha ayudado de forma muy sustancial, pero el apoyo de mis amigos ahí está. Y siguen llamándome para brindarme su apoyo”, dice.El viernes pasado por la mañana, Quijano fue acuerpado por el ex presidente Calderón Sol, por la vicepresidenta Ana Vilma de Escobar y por el candidato presidencial Rodrigo Ávila en un desayuno-homenaje que le brindó un grupo de apoyo, en un hotel capitalino. La noche anterior, Ávila y el candidato a la vicepresidencia, Arturo Zablah, más Gerardo Suvillaga, lo acompañaron en un mitin para pedirle a los miembros de la agrupación Torola –en donde están los vigilantes de las urnas de los dos centros más grandes de votación en la capital: Inframen e INDES- que defiendan el voto en San Salvador.Este acto fue coordinado por Eduardo Tórrez, el ex detractor de Quijano y quien ahora arenga a su favor. “El doctor Quijano es un hombre que va a la cabeza del primer desembarco de nacionalistas que van a defender el voto. De nada sirve la campaña si no nos comportamos como se debe el día D. No es prioritario, es determinante ganar San Salvador municipio”, dijo Tórrez a sus correligionarios.El intermedioHay dos mujeres en el comando de campaña de Norman Quijano a las cuales prácticamente les debe la vida y la cordura en estos días. Una de ellas se llama Marielos Soto. Marielos es delgada y tiene una tez color canela. Despacha a todos los periodistas con una sonrisa amigable siempre que le piden información sobre las actividades del candidato. Ella es la segunda a bordo de las asistentes de campaña de Norman.Jeannette Palacios es la asistente principal. Jeannette también es morena, pero su piel tiene un tono más oscuro. Jeannette sobresale por su buen vestir y porque impone autoridad para que todo alrededor de Norman salga a la perfección. Estas dos bellas y jóvenes mujeres le llevan la agenda, los celulares, un juego de camisas, le recuerdan qué tiene que decir si el candidato olvida el guión…
La interminable fila de gente que esperaba recibir paquetes escolares y juguetes cortesía del candidato a alcalde arenero en el parque de la colonia Vista Hermosa, terminó agobiando al político.
El martes pasado por la noche -martes 6-, por ejemplo, mientras repartía los cuadernos en la colonia Vista hermosa, Quijano se sintió agobiado al ver que la cola de gente que llegó a pedir cuadernos, juguetes y camisas no terminaba. Al aire, exclamó: “¡A la puta! ¿Y a qué horas termina este volado?”Marielos, que siempre está cerca de Quijano, le respondió: “¡Usted no se preocupe, que de aquí vamos para La Málaga”. “¿Y ahí a qué?”, preguntó el candidato. “A repartir víveres”.El miércoles por la mañana, en un conversatorio con jóvenes, celebrado en el café Los Olivos, de la Zona Rosa, Jeannette, al oído, instruyó a Quijano diciéndole de qué iba el asunto. Ya en el conversatorio, cuando un joven le preguntó al candidato si la tarjeta que proponía –una especie de tarjeta de crédito para que los jóvenes puedan solicitar créditos para proyectos de trabajo o de estudio- incluía pasajes gratis para el metrobús, este tuvo que buscar auxilio en Jeannette, quien desde lejos le dijo, con señas, que asintiera con la cabeza.Un día después, a la salida de la presentación técnica de su plan de bóvedas para tapar las quebradas que atraviesan de poniente a oriente la capital, las dos asistentes le pidieron a Quijano que se cambiara la camisa tricolor por una camisa azul manga larga. Quijano, que en el día luce más ameno –en las noches, por ejemplo, confiesa sentirse “pijiado”- regresó del baño y se acercó a su equipo de campaña, que transformó el lobby del hotel Terraza en un cuartel improvisado.“Jaimito -Jaime Vilanova, narrador deportivo de la Telecorporación Salvadoreña que va como candidato a concejal- me contó que anduvo recorriendo los lupanares del centro histórico y que se le ocurrió una idea brillante: ir a levantar a todas las prostitutas para que ellas sean las choferes de los metrobuses. Sería un gran proyecto de ‘micocréditos’, ja, ja, ja”, dijo Norman.Arrieta, Calderón de Oñate y Suvillaga le acompañaron la carcajada. Pero no las dos asistentes, que optaron por el silencio. Norman se les acercó y mientras lo maquillaban y le arreglaban el cuello de la camisa, insistió en su chiste: “¡‘Micocréditos’, ja, ja, ja, ‘micocréditos’!”. Marielos y Jeannette se volvieron a ver y movieron la cabeza de un lado a otro, en señal de desaprobación.El payasoEn el circo de Norman hay un grupo de payasos a los que les cuesta sacarle una sonrisa al público. Dos de ellos –un enano y uno de estatura media- hacen el viejo show de que uno se sienta en una silla para leer el periódico y el otro, que no tiene silla, se la quiere quitar. ¡Sorpresa! El acto termina cuando todo el público cae en cuenta, antes de que suceda, que luego de un forcejeo entre ambos, harán como que la silla se les va de las manos y saldrá volando directo a los graderíos.El otro acto muestra a un vampiro que adopta la personalidad de su víctima luego de que le chupa la sangre por el cuello. Agarra a un bolo y el vampiro se vuelve bolo. Agarra a un homosexual y el vampiro… El tercero y último show supuestamente cómico es el de un negro de unos dos metros de estatura y un joven de un metro cincuenta que se dicen “reguetoneros”. De este dueto solo cabe resaltar que al final del acto, el negro de dos metros le pregunta al bajito de 1.50: “¿Y por quién vas a votar?” “¡Por Norman Quijano!”
En esta campaña, que termina este miércoles, cuatro días antes de la votación, quizá lo único que Norman no ha hecho es cantar reguetón o “perrear”. Quijano ha pintado colonias enteras, portales del centro de San Salvador, ha contratado buses alegres para que den viajes gratis a la población a balnearios del interior del país, ha regalado láminas, repartido víveres, cocinado paellas; se ha mimetizado en un sinfín de spots televisivos en donde aparece ya sea como ciclista, como hombre de familia, como el principal denunciante de los males de San Salvador o como el viajero que se nutre de las ideas de las alcaldías de Guatemala, Bogotá, Lima, Tegucigalpa y Quito.Al equipo del candidato arenero hay que reconocerle que ha presentado diversidad de propuestas para algunos sectores de la capital, ante las cuales, su principal rival, la alcaldesa, no parece tener cartas tan llamativas. Por ejemplo, las bóvedas de Quijano sobre la comunidad Nueva Israel. Por ejemplo, el metrobús de Quijano, que consiste en un sistema de buses articulados para descongestionar las calles. La alcaldesa Violeta Menjívar y su equipo de campaña se conforman con decir que las ideas de Quijano son “inviables”.González Suvillaga y Quijano definen su campaña como una apuesta “propositiva” por San Salvador. Niegan que al pintar los portales frente a la Plaza Libertad, al regalar víveres y al dar circo gratis estén intentando comprar al votante. “Norman quiere gobernar y solucionar los problemas de la gente. Bueno, hemos hecho una campaña que demuestra una pincelada de cómo se intenta solucionar los problemas de la gente. El hambre, la convivencia, el sano esparcimiento y la diversión”, dice González Suvillaga.Por suerte para ellos, a algunos de los beneficiarios de las reparticiones de Quijano el tratamiento es suficientemente efectivo como para declararle su apoyo a cambio de, por decir algo, unos cuadernos o unas libras de arroz y frijoles. El martes por la noche, la familia Lara llegó al parque de la colonia Vista Hermosa a recoger 12 cuadernos y tres carritos de juguete.
Norman Quijano reparte paquetes escolares en la colonia Vista Hermosa. El paquete consta de 3 cuadernos con los colores de Arena, una regla, borrador, lapicero y lápiz.
“Estos cuadernos, por poco que parezcan, son un gran alivián”, dice Rafael de Jesús Lara, cobrador de autobuses, de 27 años y con tres hijos. Claudia, la esposa, de 22 años, agrega aquello que Norman y su equipo esperan lograr con todo lo que hacen: “La señora alcaldesa nunca ha venido ni siquiera a darnos la cara. Por supuesto que le daremos el voto a don Norman. Si hoy nos ayudó con poco, imagínese cuánto nos ayudará ya como alcalde”.Cuando Claudia pasó a recoger los útiles para sus hijos, Norman le dio un beso en la mejilla y, acariciándole el hombro, le dijo: “Me das tu voto”, hija. “Sí”, contestó ella.¿Pan y circo? “No”, contesta Arrieta. “La política así es y la gente es inteligente, vos. Si agarran las cosas es porque las necesitan, y allá cada quién si después votan por nosotros. A lo mejor ni simpatizan con el partido, pero sí tienen necesidades. Además, es una campaña política y todos lo hacen. ¿Por qué nosotros no?”Los regalos, las promesas de campaña y lo propositivo, sin embargo, se le vinieron al piso a Quijano cuando no supo equilibrarse en el trapecio de las emociones. Al equipo de Quijano se le ocurrió a mitad de 2008 que, defendiendo los símbolos patrios, se podía hacer campaña. Izar la bandera en el redondel Masferrer, en la colonia Escalón, se convirtió en todo un espectáculo para las cámaras de televisión, que le dieron cobertura a todo el acto, dividido en dos entregas.La primera entrega fue “positiva”, recuerda Arrieta. Norman hizo campaña previa en la Escalón y llamó a la capital a defender y respetar los símbolos patrios. Junto a su barra, colgó la bandera, cantó el himno y sonrío. El segundo acto, sin embargo, realizado unos días después, pareció un show bufo en el que hasta hubo llanto. “No salió como esperábamos”, reconoce Arrieta.Quijano, sin embargo, no comparte esta valoración y asegura que él no quiso montar ningún show. “Yo sólo quería ver ondear mi bandera”, dice. Y es que todo se les vino abajo cuando la alcaldía mandó quitar la bandera y Quijano convocó a los medios para que atestiguaran ese acto contra el patriotismo. En vivo, Quijano forcejeó con una trabajador de la comuna por una cuerda de nailon y las cámaras lo grabaron furioso y con lágrimas en los ojos. Al final, en vivo y en directo, Quijano llamó “seudoalcaldesa” a Violeta Menjívar.Por el pleito de la bandera hay decenas de blogs en la internet que han bautizado, quizá de por vida, al candidato arenero con el apelativo de “Nailon Quijano”. Norman insiste en que sus emociones fueron sinceras y González Suvillaga lo defiende: “Cuando uno cree tanto en algo y está convencido de que tiene la razón, vale la pena enojarse. ¿Qué hizo Jesús con los mercaderes en el templo? Norman demostró sus sentimientos de patriota”. A partir de aquel espectáculo, Quijano se concentró en dominar sus emociones y le bajó el tono a la forma en que se refería a la alcaldesa.Norman Quijano y Violeta Menjívar fueron por muchos años compañeros de Asamblea. Junto a Héctor Silva (ex alcalde y luego diputado de CDU) lideraron en la gestión 2003-2006 una comisión de salud que intentó despegarse de los amarres partidarios para hacer propuestas positivas que nunca se cumplieron. Un ejemplo es la base de discusiones para la reforma integral del sistema de salud que engavetó y deformó el equipo del presidente Antonio Saca a mediados de 2006.Norman dice que no puede calificar a Violeta Menjívar como amiga porque para él un amigo es aquel con del que siempre se está pendiente y que incluso se invita a la casa. “No, fuimos cheros, cheros de Asamblea”, dice.Al pedirle que defina a Violeta, Norman dice que fue una “gran diputada”, pero que ha sido una pésima alcaldesa. Viniendo de él en esta campaña, Violeta puede sentirse halagada. Hasta el día del nailon, Quijano aprovechaba cuanta oportunidad tenía para descalificar a la funcionaria. “Seudoalcaldesa”, le dijo el día de la bandera. “Es que se alcanzaron momentos culminantes porque ella me dijo payaso y usó frases groseras y duras”, se defiende Quijano. Después del episodio de la bandera, Norman encontró una manera respetuosa de referirse a ella: “La mentirosa e incapaz señora alcaldesa”.No obstante, el candidato arenero tuvo un nuevo desliz público días después: en un debate televisado llamó “dementes” a los capitalinos que estén pensando en votar por el FMLN este domingo 18 de enero.El último actoDespués de hora y media, en el circo de Norman Quijano el espectáculo comienza a decaer. La niña trapecista cuyo acto es mecerse en un columpio, en lo alto, agarrada por un arnés, no convence. El trapecista payaso, cuyo acto es ir de adelante hacia atrás encima de una bicicleta, apenas y se atreve a llegar a la mitad del trayecto. A la pareja de malabaristas mexicanos se les caen los sombreros y los pinos, y el papá hipopótamo no hace más que pasear a un niño -escogido de entre los niños del público-, mientras lo siguen mamá hipopótamo y su cría.En el candidato, a días de jugarse el todo por el todo, los ánimos y la ilusión parecieran también írsele de las manos. El martes por la noche, luego de que repartiera víveres en La Málaga, uno de los principales encargados de su campaña, me dijo: “Si no ganamos esta babosada, por lo menos me queda la satisfacción de que dimos buena pelea”.Manuel Arrieta reacciona diciendo que esas palabras no reflejan ni el espíritu del candidato, ni el del partido ni el del equipo de campaña. “Norman ha sido deportista, yo he sido deportista y creo que ambos compartimos que en algo tan importante como esto, uno no compite por competir. Uno compite para ganar”.González Suvillaga responde casi con las mismas palabras de Arrieta, pero le agrega un matiz: “Norman va a ganar. Yo nunca me he equivocado en mis proyecciones. Bueno, en la campaña de 1994 nos dimos cuenta tarde que íbamos a segunda vuelta. Pero Norman gana porque gana. Quien te haya dicho eso, no es arenero”.Lo que no saben ni González Suvillaga ni Arrieta es que esas palabras salieron de la boca del mismo Norman Quijano, quien un año después de febril actividad proselitista, lucía extenuado, agobiado e intentaba alejarse, disimuladamente, de la gente que le seguía pidiendo bolsas de frijol y arroz.Hay quienes en el partido creen que a Norman le está afectando estar tan cerca de su sueño, tener toda la maquinaria del partido a su favor y no ver tan claro el triunfo este 18 de enero. “Yo no me sentiría tan ufano creyendo que el gane ya está asegurado, como se siente la señora”, es lo único que responde Quijano cuando se le pregunta si el trabajo de la fórmula presidencial de su partido, que no acaba de despegar, le está causando estragos a su candidatura. “Yo no me sentiría tan seguro”, insiste, cuando se le pregunta si el efecto de Mauricio Funes en la campaña del FMLN en San Salvador ha beneficiado a Violeta Menjívar.El jueves por la noche, luego de pedirle que explique por qué me dijo aquellas palabras el martes, Quijano intenta resarcir el daño diciendo que él se refería únicamente a su estado físico. “Estoy pijiado. Todos los días desde las 5 de la mañana estoy en pie. La vez pasada, en un debate en Canal 12, me quedé dormido varias veces y me despertaba preguntándole a William (Meléndez, director de noticieros) que qué era lo que me estaba preguntando y no me estaba preguntando nada en ese momento”.Cuando Norman dice que ha recorrido el 90% de la capital en esta campaña hay que creerle. Y si no, hay que preguntarle al FMLN. En este partido, el trabajo de campaña que ha hecho Norman incluso es visto con temor. Un importante líder del Frente, que pidió el anonimato, dijo a El Faro que Norman Quijano los tiene asustados porque nunca se imaginaron que en la calle, él llegaría a pisarles los talones. “Ya no tengo energías ni para bañarme”, dice Norman, luego de escuchar lo que opinan de él sus contrincantes.
Pero en Arena y en el candidato no hay nada claro todavía y por eso siguen tirando fuegos artificiales al cielo. Este sábado, todo el equipo –incluido ahí Rodrigo Ávila- se subió a un metrobús color verde y recorrió las principales arterias de la capital, perseguidos por una caravana de unos 70 vehículos. Según publicaron La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy, este bus es propiedad de la alcaldía de ciudad de Guatemala. Se espera que para este miércoles 14 Norman haga el cierre de su campaña a lo grande.
Durante un mitin de Arena en el Centro de Ferias y Convenciones, Norman Quijano presentó un bus articulado del sistema Transmetro, de la capital guatemalteca. El candidato arenero dice que el vehículo es similar a los que él propone para mejorar el transporte de pasajeros en la capital.
Pero nada está asegurado y Norman es consciente de ello. Cuando se le pide que haga un acto de franqueza vuelve a reconocer que con sólo el hecho de haber competido, independientemente del resultado, ya ganó. “Estoy convencido de que esto se define el 18. Y va a ser importante y trascendente que estas personas con las que hemos estado ahora (se refiere a los vigilantes del partido) hagan bien su trabajo… que defiendan bien el voto”.Hace casi tres años, después de perder la contienda, Rodrigo Samayoa terminó quejándose de un supuesto mal trabajo de Adolfo Tórrez, porque su equipo no cuidó bien el voto. A eso atribuyó su derrota. Quijano me pide que apague la grabadora porque va a saludar a un amigo. A la mesa del restaurante del hotel Camino Real en donde estamos Norman y yo se acerca Rodrigo Ávila para despedirse. Se estrechan la mano. El camarógrafo que ha contratado el equipo de Norman para que grabe todas sus entrevistas no sabe qué hacer y decide dejar de grabar, pero deja encendida la luz del reflector.-¡Futuro alcalde! -le saluda Rodrigo Ávila.-¿Vas a llegar mañana? -le pregunta Norman.-¿A dónde?-Sheraton Presidente, 7:30. Andá, que te necesito.-Ya vamos a ver cómo hacemos. ¿7:30?-Sí. Andá, que te necesito. En serio -insiste Norman.Ávila se da la vuelta y comienza a caminar rumbo a la salida. Norman Quijano se queda con la palabra en la boca y alcanza a gritarle al presidente del partido:-¡Rodrigo!Ávila sigue caminando y no se entera de que Norman pide un deseo para ambos:-¡Suerte!