martes, 30 de julio de 2013

Delicadeza

Por: | 30 de julio de 2013
 
Francisco atrapado por los fieles
Si existe hoy una palabra del diccionario olvidada, casi despreciada, es la de “delicadeza”. Todo es abrupto en nuestra sociedad irritada. Falta delicadeza en los palacios y en la calle. Hasta en las familias entre cónyuges y entre padres e hijos.
Y sin embargo, en los seis días de estancia en Brasil, Francisco, se ha ganado la simpatía, el afecto y hasta la admiración de la gente, incluso de los credos más diversos.
Y se los ha ganado justamente con su actitud de delicadeza con todos. No ha tenido un gesto de cansancio, menos de arrogancia. Fue delicado en sus gestos y palabras. Pidió hasta perdón a los obispos después de haberles echado el mayor rapapolvo del viaje. “Perdonadme, rezad por mi”, lo decía a pequeños y grandes.
Entre todas las delicadezas desparramadas por el papa en Brasil, hasta los zapatitos para la nieta regalados a la presidenta argentina Cristina Fernández, vieja antagonista suya en Buenos Aires, quizás la que más me impresionó fue su actitud con la entrevista en exclusiva mundial que dio al periodista brasileño de Globo News y del diario O Globo, el joven Gerson Camarotti la tarde antes de dejar el país.
Camarotti es un periodista amado por sus colegas por su falta de arrogancia, su generosidad con todos y su proverbial,disponibilidad.
Secretos del conclave












Autor del libro Segredos do Conclave de la editorial Geraçao, que acaba de salir y que el papa Francisco leyó aquí en Brasil en sus pocos ratos de descanso, Camarotti fue el único de los miles de periodistas que cubrieron el cónclave que elegiría papa al cardenal argentino Bergoglio, que alertó sobre la candidatura de Francisco, cuando nadie apostaba en ella.
Quizás como agradecimiento, el papa quiso darle el regalo de la única entrevista antes de la colectiva en el avión a su vuelta de Brsil.
He visto y revisto aquella entrevista, la figura del papa detrás de la mesa ante la que estaba sentado respondiendo a las preguntas. Me impresionó no sólo su actitud de sencillez, más de alumno que escucha al profesor que de maestro pontificando sino su postura de connivencia con el periodista.
Y sobretodo me impresionó la delicadeza enorme con que trató a Camarotti. Una delicadeza no sólo en sus palabras y gestos sino en el respeto con que escuchaban sus preguntas.

Francisco y Camarotti
Acostumbrado en 50 años de periodismo a entrevistar a gente importante
de todas las categorías y a esa implícita arrogancia y superioridad con que suelen tratar al periodista, el papa me pareció un extraterrestre. Conversaba con el periodista como si le estuviera confiando sus secretos. Era como si reflexionara junto con él de temas delicadísimos de su pontificado.
Sin énfasis, siempre cálido, a veces con humor, recuerdo su semblante cuando le confiaba a Camarotti que no le importaba si a un niño con hambre y sin escuela, lo redimía de su pobreza un católico, un evangelista, un judío o un ateo. Y cuando le confió: “Ninguna confesión religiosa debe dormir tranquila mientras haya un niño en el mundo con hambre”.
Dicen que la delicadeza, la ternura, el respeto por cada persona que se te acerca, importante o no, la preferencia del diálogo a la pelea, el reconocimiento del valor pequeño o grande de cada ser de la creación, no tienen mercado en esta sociedad competitiva donde vale más el que mejor sabe pisar sobre el otro.
Francisco, en Brasil lo ha desmentido. Con su delicadeza a raudales, con el afecto de sus gestos, más con los que no cuentan que con los que cuentan en la sociedad, se ha conquistado el corazón de los brasileños y más allá.

Francisco en una favela de riohttp://blogs.elpais.com/vientos-de-brasil/2013/07/delicadeza.html

Pasar de la Iglesia ogro, malencarada y prepotente a la Iglesia tierna, alegre, sencilla, risueña

Los jóvenes del Papa Francisco

Razones por las que Francisco conecta con la juventud

El Papa que encandila a los jóvenes

José Manuel Vidal, 30 de julio de 2013 a las 10:43
Un Papa que toca, que no abomina de la corporalidad, un Papa que ríe, llora, se alegra y deja traslucir sus estados de ánimo
El Papa, en el avión/>

El Papa, en el avión

  • El Papa Bergoglio
  • El Papa, en el avión
  • El abrazo del Papa a un niño
  • El Papa, en el via crucis
  • Panorámica de Copacabana en la bienvenida al Papa
  • El Papa Bergoglio
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  • Panorámica de Copacabana en la bienvenida al Papa
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  • Panorámica de Copacabana en la bienvenida al Papa
(José Manuel Vidal).- Una Iglesia sin jóvenes es una Iglesia sin futuro. Recuperar a las nuevas generaciones es el gran reto de Francisco y de su pontificado. Convencer a los jóvenes que la fe no quita nada y lo da todo. Que ayuda a crecer, a ser feliz y a construir un mundo más humano y más justo. En esa dinámica ya ha dado el primer paso: cambiarle la cara al papado y hacer atractivo al mensajero. "Este Papa mola", dicen los jóvenes. "Ésta es la juventud del Papa", fue el lema mas coreado (en español y en portugués) durante la JMJ.
Desde esa simpatía conquistada en pocos meses, Francisco puede comenzar a sembrar. El primer paso está dado. Pasar de la Iglesia ogro, malencarada y prepotente a la Iglesia tierna, alegre, sencilla, risueña, compasiva y samaritana De la Iglesia del no a la del sí. De la Iglesia gruñona y del semáforo siempre rojo a una Iglesia compañera de camino, que pisa barro y trabaja a pie de obra.
Limpiado el canal de transmisión, queda convencer. Y para eso Francisco utiliza dos medios: el testimonio y las propuestas concretas cargadas de positividad. Francisco tiene "ángel", arrastra masas y seduce. Éstas son algunas de las razones por las que el Papa Francisco encandila a los jóvenes:
-Un Papa con cuerpo
Ni ángel ni espíritu, hombre. Alejado de la sacralidad distante, se torna tan humano que parece uno más. Abraza de verdad, besa con pasión, manifiesta sus emociones. Un Papa que toca, que no abomina de la corporalidad, que no estrecha la mano y la deja flácida como muchos obispos. Un Papa que ríe, llora, se alegra y deja traslucir sus estados de ánimo, sin ocultarlos recatadamente cual ursulina piadosa. A muchos eclesiásticos los educaron para negar el cuerpo y, en muchos casos, eso mató su alma, que se quedó fría, entre nubes y alejada de la realidad. Corazones secos, que no saben amar con todo su ser.
-Un Papa que predica con el ejemplo
Predica y da trigo. No pide a nadie lo que él no hace o intenta hacer primero. Va por delante. Testigo más que maestro. Consciente de que las nuevas generaciones están hartas de bellas palabras, lo fía todo al testimonio. Sabe que los jóvenes huyen de los líderes (religiosos, político y sociales) que les dicen lo que tienen que hacer, pero ellos no lo hacen. Están hastiados del "haz lo que te digo, pero no hagas lo que hago".
-Un Papa que propone altas metas
Francisco muestra a los jóvenes la conexión vivida con los grandes valores evangélicos y humanos: austeridad, fraternidad, verdad, compasión, misericordia, justicia y dignidad. Metas altas, grandes sueños. Y ahí conecta con los indignados. Y les ofrece vías de salida y esperanza. Francisco, el indignado que, con palabras suaves, lanza cargas de profundidad brutales contra el poder. Todo tipo de poder, desde el político al religioso, pasando por el financiero. Y los jóvenes, hartos de la corrupción, buscan sueños que cumplir. Si uno no es revolucionario a los 18...Y el papa les propone una "fe revolucionaria", capaz de hacerles felices como personas y de transformar el mundo.
-Un Papa auténtico
Sin trampa ni cartón. Transparenta lo que es. No actúa, no escenifica. Deja que le salga de lo profundo de su alma lo que es, lo que piensa y lo que siente. Francisco muestra a los jóvenes la hondura de la autenticidad y del "menos es más". Menos consumo, menos poder y más entrañas de misericordia. La felicidad no se compra. Por la dignidad se lucha.
-Un Papa valiente
Francisco se arriesga, se expone. No tiene miedo a morir. No es ningún kamikaze, pero sabe que los profetas, los auténticos profetas, terminan todos en la cruz. Como Romero o Ellacuría. Como Pedro y como el propio Cristo. Y a los jóvenes les gustan los líderes valientes, que no se esconden, que no se arrugan, que se la juegan frente a los poderosos, ésos que, cuando alguien pone en riesgo su acumulación de riqueza, toman medidas y no se andan con chiquitas. Van a por al agitador y se lo cargan. Francisco no quiere papamóvil blindado. Va a pecho descubierto en el papamóvil o en el pequeño Fiat gris que sube a las favelas. Se arriesga, se mete entre la gente, está dispuesto a seguir a Jesús hasta el final, hasta entregar su propia vida.
-Un Papa humilde
No va de líder, reconoce sus limitaciones, pide perdón por sus errores, se presenta más como un cura de pueblo y el "obispo de Roma" que como el Papa poderoso-Vicario de Cristo en la tierra. Y para demostrarlo prescinde (en cuanto puede) de honores y oropeles, se ríe del protocolo, rompe esquemas. Viste y vive con sencillez. No quiere ni busca privilegios. Los jóvenes están cansados de líderes arrogantes, mandones, insolentes, subidos al altar del poder desde el que pontifican. Francisco desacraliza el papado y lo convierte en un servicio. Servus servorum Dei, el siervo de los siervos de Dios, el que más sirve.
-Un Papa que habla claro
No se anda con rodeos ni con circunloquios teológicos, para decir sin decir y sin molestar a los poderosos. Va directo al grano Utiliza un lenguaje de titular: sencillo, claro, directo, ameno. Con un lenguaje icónico. Habla en parábolas como Cristo. Utiliza palabras-fuerza con alto contenido simbólico: esperanza, ternura, misericordia, periferias, pobreza...Dice verdades como puños y sin remilgos. Y cuando quiere movimiento eclesial y Evangelio transformador, dice que quiere "jaleo, lío, follón". Deja los términos abstractos y escolásticos para los teólogos. Él quiere llegar (y cómo llega) a la gente sencilla, a esos de los que Cristo dijo que es su Reino.
-Un Papa de gestos
Y a su lenguaje directo y sencillo une gestos elocuentes, que valen más que mil palabras. En la era de los gestual, los jóvenes se comunican con emoticones, con símbolos, con eslóganes y con gestos. Como el Papa que hace la V de la victoria o levanta el pulgar en señal de alegría. O abre bien los ojos al reconocer a alguien entre la multitud. O dice misa en Lampedusa, la isla de los desheredados africanos en busca del paraíso perdido europeo, con un báculo de dos simples maderas de cayuco. Y sólo ése gesto es una encíclica. Gestos que llegan más, mucho más que las encíclicas.
 http://www.periodistadigital.com/religion/juventud/2013/07/30/el-papa-que-encandila-a-los-jovenes-iglesia-religion-papa-obispo-jmj-brasil-rio.shtml

lunes, 29 de julio de 2013

Actividades



Diseño de camisetas de la Vicaria Mons. Romero para el encuentro del 10 de agosto.
 Las pueden adquirir en:
Parroquia de Chapeltique
Parroquia de Ciudad Barrios
Parroquia de San Antonio del Mosco
Parroquia de Carolina
Parroquia de Nuevo Eden
Parroquia de San Luis de La Reina

Costo: $ 5.00


No tengáis miedo

29.07.13   José Maria Castillo



El papa Francisco está hablando y actuando de manera que da motivos de esperanza. Pero también de miedo. Esperanza y miedo que, si se piensan mirando fijamente al Evangelio, enseguida nos viene a la memoria el extraño contraste que entrañan las palabras de Jesús a los apóstoles cuando los mandó a decir por el mundo que ya está cerca el “reinado de Dios”.
En las instrucciones que les dio Jesús a aquellos hombres había un mandato y una advertencia. Un mandato: “curad enfermos, expulsad demonios” (Mt 10, 1). Una advertencia: “no tengáis miedo” (Mt 10, 27). Es decir, tenéis que ir por la vida aliviando el sufrimiento. Pero, ¡Cuidado!, que eso es muy peligroso. ¿Cómo? ¿Hacer a la gente más feliz representa un peligro que asusta? Pues, sí. Lo es.
¿Por qué? Porque remediar el sufrimiento, de verdad y hasta sus raíces, es luchar contra las causas que producen tanto sufrimiento. Por eso el papa Francisco produce esperanza. Y por eso igualmente da miedo.
Los que se están forrando de millones a costa del sufrimiento y del despojo de los derechos fundamentales de los más desamparados, son individuos e instituciones con mucho poder y mucha codicia. Y enfrentarse a esa gente es muy peligroso.
Pero lo más grave del asunto es que, una vez que se ha metido por el camino, que se ha metido, este papado no tiene vuelta atrás. ¿Hasta dónde llegará? ¿Hasta cuándo aguantará? Y no ha hecho más que empezar. Lo más esperanzador y lo más peligroso están por llegar.
 http://blogs.periodistadigital.com/teologia-sin-censura.php/2013/07/29/no-tengais-miedo-3

domingo, 28 de julio de 2013

El Papa se hace fuerte en Brasil

Dos millones de personas respaldan en Río el mensaje de cambio de Francisco y refuerzan su figura frente al sector conservador de la Curia

 

Copacabana, repleta este domingo en la misa de despedida del Papa. / T. M. (AFP)

Hasta hace cuatro meses, el mensaje de la Iglesia era despacito y buena letra. Ante los graves problemas que amenazaban con socavar los cimientos de una institución milenaria —las denuncias de pederastia, la corrupción económica—, la respuesta indolente de sus altos mandatarios bloqueaba cualquier cambio: “Ese problema ya lo tuvimos en el siglo XIII”. Joseph Ratzinger, anciano y solo, fue aislado convenientemente por la Curia romana, que se disputó ferozmente la túnica de su sucesión. Su escandalosa renuncia —el grito de un hombre que jamás había levantado la voz— propició la llegada de Jorge Mario Bergoglio. El papa argentino no solo está decidido a limpiar el Vaticano, sino a utilizar la fuerza que sigue teniendo la Iglesia —representada en los cientos de miles de jóvenes que han participado en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río de Janeiro— para luchar por un mundo más justo. Su mensaje final a las más de dos millones de personas reunidas en la playa de Copacabana no deja lugar a dudas: “Llevar el evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo”.
Las imágenes, aunque espectaculares, no alcanzan a reflejar el ambiente de fiesta que rodeó la presencia del papa Francisco en Brasil. Durante casi una semana, a pesar de la lluvia y los problemas de organización, cientos de miles de jóvenes llegados de todo el mundo han participado en las catequesis con los obispos y, sobre todo, en los encuentros con un Papa que, lejos de pedirles mesura, los ha animado a armar jaleo. Si hay que elegir un momento clave, tal vez fue en el encuentro con los muchachos argentinos donde Bergoglio trazó su hoja de ruta: “Quiero que salgan a la calle a armar lío, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que la Iglesia abandone la mundanidad, la comodidad y el clericalismo, que dejemos de estar encerrados en nosotros mismos. Que me perdonen los obispos y los curas, pero ese es mi consejo…”. De Brasil, el papa Francisco se lleva a Roma el respaldo total de la infantería de la Iglesia para luchar contra “la incoherencia” del Vaticano.
"Quiero que la iglesia salga a la calle a armar lío, que abandone el clericalismo", ha dicho el papa Francisco
El sábado por la noche, al principio de la Vigilia que se celebró en la playa de Copacabana, el Papa volvió a alentar a los jóvenes para que tomen las riendas de su futuro. “Por favor”, les dijo, “no dejen que otros sean los protagonistas de los cambios, ustedes son el futuro”. Por momentos, más que el anciano jefe de una iglesia milenaria parecía un líder radical que agitaba a las masas. Su voz sonaba por los altavoces de toda la avenida Atlántica entre aplausos de los muchachos que ya iban preparando sus sacos de dormir para pasar la noche al raso. “No sean cobardes, no balconeen la vida, no se queden mirando en el balcón sin participar, entrad en ella, como hizo Jesús, y construid un mundo mejor y más justo”.
De nuevo, el Papa construyó su discurso en paralelo. Una parte, destinada a fortalecer la fe ya existente de los jóvenes que, desde todas las partes del mundo, han viajado hasta Río de Janeiro para encontrarse con él. La otra —a menudo más extensa— dirigida a todos los públicos, destinada a quienes desde hace cuatro meses observan, entre sorprendidos e incrédulos, la irrupción en el panorama mundial, no solo religioso, de este Papa con ganas de pelea. En este plano, animó a los jóvenes a no tener miedo de “ir a contracorriente”. Les confió que había seguido “atentamente” las noticias sobre los cientos de miles de jóvenes que en muchas partes del mundo, y últimamente en Brasil, se han manifestado en las calles “para expresar el deseo de una civilización más justa y fraterna”. El papa Francisco ofreció un claro espaldarazo a los indignados: “Son jóvenes que quieren ser protagonistas del cambio. Los aliento a que, motivados por los valores del evangelio, sigan superando la apatía y ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas presentes en sus países”.
El Papa regresa a Roma más fuerte. Ahora deberá afrontar temas duros, como la reforma del banco del Vaticano
Será muy interesante observar en los próximos meses qué lectura hacen de estos consejos muy claros de Jorge Mario Bergoglio —salir a la calle, armar lío, ser protagonistas del cambio hacia el compromiso social de los gobernantes— los sectores más conservadores de, por ejemplo, la Conferencia Episcopal española, liderada todavía por monseñor Rouco Varela y alineada hasta formar un solo cuerpo con un Gobierno que —por sus obras los conoceréis— camina en la dirección contraria a los postulados y el estilo del nuevo Papa. Rouco y el Gobierno del Partido Popular (PP) siguen poniendo el acento en el infierno —demonizar al contrario, recortar los derechos civiles que la base católica ya había aceptado con tolerancia— mientras que Bergoglio apuesta hasta la saciedad por el encuentro con el distinto y, sobre todo, por el diálogo “sin gratuitas ideas preconcebidas”. Desde Brasil, el Papa regresa a Roma más fuerte. Pero su próximo viaje no será tan placentero. La reforma de la Curia y, sobre todo, del banco del Vaticano, se presentan como una auténtica incursión en el lado oscuro.

 

viernes, 26 de julio de 2013

Terminan los exámenes doctrinales sobre la beatificación de Romero

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En recuerdo de mons. Romero
En recuerdo de mons. Romero

 

 

 

 

 

 

El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, mons. Gerhard Ludwig Müller: la “luz verde” llegó cuando Benedicto XVI era el Papa reinante

Gianni Valente roma
El arzobispo Óscar Arnulfo Romero, “fue un gran testimonio de la fe y de la petición de justicia social”, y las verificaciones para el “nihil obstat” doctrinal en su proceso de beatificación tuvieron una acelereción “dede Benedicto XVI”. Lo reveló a Vatican Insider el arzobispo Gerhard Ludwig Müller, actual Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Mientras Papa Francisco está viviendo en Brasil el abrazo del catolicismo latinoamericano, desde Roma el arzobispo-teólogo alemán confirma que ya no hay cuestiones doctrinales que demoren la beatificación del que tantos fieles llaman “San Romero de América”. La “luz verde” del ex-Santo Oficio se encendió cuando en el trono de Pedro todavía estaba Benedicto XVI.


Esta tarde el Prefecto de la Doctrina de la Fe volará a Río de Janeiro, en donde participará en la clausura de la JMJ. En los comentarios del arzobispo Müller sobre las jornadas brasileñas de Francisco surge su cordial sintonía con la “conversión pastoral” que el Papa argentino no se cansa de sugerir a toda la Iglesia.


Papa Francisco está en Brasil, Muchos católicos latinoamericanos conservan la memoria devota de Óscar Romero. ¿Qué representa para usted la figura del obispo asesinado sobre el altar? 

Considero a Óscar Arnulfo Romero un gran testimonio de la fe y de la sed de justicia social. Su testimonio se expresaba también a través de las homilías en las que hablaba de la trágica condición que vivía en esos años su pueblo. El orden social solo se puede fundar en la defensa de la afirmación de la justicia, y no en la violencia o la ley del más fuerte. Esta es la doctrina de la iglesia. Incluso la Constitución “Gaudium es Spes”, emanada del Concilio Vaticano II, había reafirmado que todos los hombres son criaturas de Dios con los mismos derechos y con las mismas posibilidades para acceder a los bienes de la naturaleza, a los bienes de la Creación y de la cultura. El obispo Romero, en cada una de sus intervenciones, repetía solamente esto.


Sin embargo, su causa de beatificación parece haberse topado con algunos obstáculos. Para algunos era oportuno tomar un poco de tiempo. Según ellos, la figura de Romero beatificado podía convertirse en una bandera de la Teología de la Liberación.

El proceso relativo al “nihil obstat” doctrinal en la Congregación procedió con normalidad y ya bajo Benedicto XVI tuvo una aceleración decisiva. No hay que olvidar que en 2007, en su viaje hacia Brasil, Papa Ratzinger dijo claramente que él consideraba a Romero digno de ser beatificado. Ahora, con Papa Francisco, el proceso procede con mayor velocidad en la Congregación para las Causas de los Santos.

Usted conoce muy bien algunas realidades eclesiales de América Latina. ¿Qué es lo que más le sorprende del viaje de Papa Francisco a Brasil?

El viaje del Papa a Brasil es algo muy grande. Papa Francisco sabe acercarse al corazón de los jóvenes y ellos se sienten comprendidos, aceptados. Reconocen inmediatamente al buen pastor que ofrece a todos el don del Evangelio, el misionero que no trata de obtener ventajas para sí mismo, que no pide ni votos ni dinero. La forma en la que propone la Buena Noticia de Jesús atrae y desarma no solo a los jóvenes, sino a todos.
 
¿­Incluso a los no católicos?

Todos ven en él la alegría al anunciar el Evangelio y de ser miembros de una única familia de Dios en la Iglesia católica. Se descubre que la fe católica es la fuente más viva que riega la humanidad misma del pueblo brasileño. Creo que este viaje dará grandes frutos, incluso en relación con el regreso a la plena comunión con la Iglesia católica de tantos cristianos que siguieron la propaganda separatista de las sectas más hostiles hacia el catolicismo.
 http://vaticaninsider.lastampa.it/es/reportajes-y-entrevistas/dettagliospain/articolo/romeroromeroromero-26757/

jueves, 25 de julio de 2013

Francisco, Obispo de Roma en Brasil


El Papa avala la lucha de los indignados

El Pontífice anima a los jóvenes a protestar contra la corrupción

Río de Janeiro 25 JUL 2013 - 
Niños se acercan a Francisco en un favela de Río. / yasuyoshi chiba (afp) ((afp))

El papa  llegó a la periferia. Después de repetir una y otra vez desde hace cuatro meses que la Iglesia —los cómodos palacios del ensimismamiento— y buscar los arrabales del mundo, allá donde falta el pan y la justicia, Jorge Mario Bergoglio llegó a una favela de Río de Janeiro, se mezcló con su gente y lanzó un mensaje muy nítido: “Ningún esfuerzo de pacificación será duradero para una sociedad que ignora, margina y abandona en la periferia a una parte de sí misma. La medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza”.
Después de recorrer Varginha, una barriada de unas 2.000 personas en el corazón de la favela de Manguinhos, el Papa dirigió un mensaje a los jóvenes, verdaderos protagonistas de las últimas protestas en Brasil, para pedirles que no se abandonen al desánimo: “Ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. No se habitúen al mal, sino a vencerlo”.
Desde que emprendió el viaje a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), las principales intervenciones de Bergoglio —las palabras a los periodistas en el vuelo papal, la homilía en el santuario de Aparecida, su mensaje ante los drogodependientes del hospital de San Francisco de Asís y su discurso en la favela— han estado caracterizadas por un marcado contenido social. Sus intervenciones no pretenden circunscribirse a la comunidad cristiana, sino ir mucho más allá. El Papa argentino utiliza con habilidad el altavoz de su popularidad para tratar de influir, de cambiar las cosas. Una y otra vez, Bergoglio presenta a la Iglesia como acompañante de los buenos propósitos, nunca como único y excluyente camino. Ante los muchachos golpeados por las drogas o los desheredados de las favelas, utiliza la misma fórmula: “La Iglesia no es ajena a sus fatigas, sino que los acompaña con afecto”.
El Papa de la sonrisa y el utilitario no presenta jamás a Jesús como el Todopoderoso que todo lo ve, dispuesto a condenar al infierno a quien se pase de la raya, sino como un Cristo que dudó y sufrió en la cruz, dispuesto siempre a echar una mano. Tal vez pertenezcan a la misma empresa y vendan el mismo producto, pero el cardenal español Rouco Varela —por poner solo un ejemplo— y el obispo argentino de Roma utilizan aromas muy distintos. De las bolas de alcanfor al agua fresca. De la resignación cristiana a la santa indignación.
En su discurso en la favela, Jorge Mario Bergoglio dijo: “Me gustaría hacer un llamamiento a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario. Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo. Que cada uno, según sus posibilidades y responsabilidades, ofrezca su contribución para poner fin a tantas injusticias sociales. No es la cultura del egoísmo, del individualismo, que muchas veces regula nuestra sociedad, la que construye y lleva a un mundo más habitable, sino la cultura de la solidaridad; no ver en el otro un competidor, sino un hermano”.
Al llegar a la favela de Varginha, el papa Francisco tardó dos frases en meterse a la gente en el bolsillo. Dijo que, ya desde el principio, al programar el viaje a Brasil, su deseo era visitar los barrios: “Habría querido llamar a cada puerta, decir buenos días, pedir un vaso de agua fresca, tomar un cafezinho, ¡no un poco de cachaza [aguardiente de caña]!, hablar como amigo de casa, escuchar el corazón de cada uno, de los padres, los hijos, los abuelos. ¡Pero Brasil es tan grande! Así que elegí venir aquí…”. Al corazón de la pobreza y la violencia. Hasta hace siete meses, el control de la favela de Manguinhos lo ejercían los narcos locales, a tiro limpio contra la policía y los sicarios vecinos. Ahora existe una paz precaria, artificial, impuesta a culatazos.
De las 500 favelas de Río, solo unas 20 han sido pacificadas. Son la excepción. La realidad es más dura. El 6% de los brasileños —unos 11 millones de personas— sigue viviendo en favelas donde los servicios más básicos son artículos de lujo. La visita cordial del papa Francisco los sacó de la invisibilidad por unas horas. Amara Oliveira, de 82 años, incluso se hizo la manicura. Su casa fue una de las preseleccionadas para recibir al Papa. En los días anteriores a la visita contó que toda su vida trabajó de taquillera en un cine, pero que ni siquiera le alcanzó para ver una película. Es el destino de una estirpe que tiene prohibido hasta soñar.
Un grupo de niños se acercan a Francisco para tocarlo durante su visita ayer a la favela Varginha de Río de Janeiro. / yasuyoshi chiba (afp)

viernes, 19 de julio de 2013

Solidaridad del Comité Pro San Luis de La Reina

 Ya se ha cumplido un año en el que se ha apoyado a varias familias con viveres y medicina, hoy los milagros se escriben con Solidaridad.