martes, 30 de julio de 2013

Pasar de la Iglesia ogro, malencarada y prepotente a la Iglesia tierna, alegre, sencilla, risueña

Los jóvenes del Papa Francisco

Razones por las que Francisco conecta con la juventud

El Papa que encandila a los jóvenes

José Manuel Vidal, 30 de julio de 2013 a las 10:43
Un Papa que toca, que no abomina de la corporalidad, un Papa que ríe, llora, se alegra y deja traslucir sus estados de ánimo
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El Papa, en el avión

  • El Papa Bergoglio
  • El Papa, en el avión
  • El abrazo del Papa a un niño
  • El Papa, en el via crucis
  • Panorámica de Copacabana en la bienvenida al Papa
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(José Manuel Vidal).- Una Iglesia sin jóvenes es una Iglesia sin futuro. Recuperar a las nuevas generaciones es el gran reto de Francisco y de su pontificado. Convencer a los jóvenes que la fe no quita nada y lo da todo. Que ayuda a crecer, a ser feliz y a construir un mundo más humano y más justo. En esa dinámica ya ha dado el primer paso: cambiarle la cara al papado y hacer atractivo al mensajero. "Este Papa mola", dicen los jóvenes. "Ésta es la juventud del Papa", fue el lema mas coreado (en español y en portugués) durante la JMJ.
Desde esa simpatía conquistada en pocos meses, Francisco puede comenzar a sembrar. El primer paso está dado. Pasar de la Iglesia ogro, malencarada y prepotente a la Iglesia tierna, alegre, sencilla, risueña, compasiva y samaritana De la Iglesia del no a la del sí. De la Iglesia gruñona y del semáforo siempre rojo a una Iglesia compañera de camino, que pisa barro y trabaja a pie de obra.
Limpiado el canal de transmisión, queda convencer. Y para eso Francisco utiliza dos medios: el testimonio y las propuestas concretas cargadas de positividad. Francisco tiene "ángel", arrastra masas y seduce. Éstas son algunas de las razones por las que el Papa Francisco encandila a los jóvenes:
-Un Papa con cuerpo
Ni ángel ni espíritu, hombre. Alejado de la sacralidad distante, se torna tan humano que parece uno más. Abraza de verdad, besa con pasión, manifiesta sus emociones. Un Papa que toca, que no abomina de la corporalidad, que no estrecha la mano y la deja flácida como muchos obispos. Un Papa que ríe, llora, se alegra y deja traslucir sus estados de ánimo, sin ocultarlos recatadamente cual ursulina piadosa. A muchos eclesiásticos los educaron para negar el cuerpo y, en muchos casos, eso mató su alma, que se quedó fría, entre nubes y alejada de la realidad. Corazones secos, que no saben amar con todo su ser.
-Un Papa que predica con el ejemplo
Predica y da trigo. No pide a nadie lo que él no hace o intenta hacer primero. Va por delante. Testigo más que maestro. Consciente de que las nuevas generaciones están hartas de bellas palabras, lo fía todo al testimonio. Sabe que los jóvenes huyen de los líderes (religiosos, político y sociales) que les dicen lo que tienen que hacer, pero ellos no lo hacen. Están hastiados del "haz lo que te digo, pero no hagas lo que hago".
-Un Papa que propone altas metas
Francisco muestra a los jóvenes la conexión vivida con los grandes valores evangélicos y humanos: austeridad, fraternidad, verdad, compasión, misericordia, justicia y dignidad. Metas altas, grandes sueños. Y ahí conecta con los indignados. Y les ofrece vías de salida y esperanza. Francisco, el indignado que, con palabras suaves, lanza cargas de profundidad brutales contra el poder. Todo tipo de poder, desde el político al religioso, pasando por el financiero. Y los jóvenes, hartos de la corrupción, buscan sueños que cumplir. Si uno no es revolucionario a los 18...Y el papa les propone una "fe revolucionaria", capaz de hacerles felices como personas y de transformar el mundo.
-Un Papa auténtico
Sin trampa ni cartón. Transparenta lo que es. No actúa, no escenifica. Deja que le salga de lo profundo de su alma lo que es, lo que piensa y lo que siente. Francisco muestra a los jóvenes la hondura de la autenticidad y del "menos es más". Menos consumo, menos poder y más entrañas de misericordia. La felicidad no se compra. Por la dignidad se lucha.
-Un Papa valiente
Francisco se arriesga, se expone. No tiene miedo a morir. No es ningún kamikaze, pero sabe que los profetas, los auténticos profetas, terminan todos en la cruz. Como Romero o Ellacuría. Como Pedro y como el propio Cristo. Y a los jóvenes les gustan los líderes valientes, que no se esconden, que no se arrugan, que se la juegan frente a los poderosos, ésos que, cuando alguien pone en riesgo su acumulación de riqueza, toman medidas y no se andan con chiquitas. Van a por al agitador y se lo cargan. Francisco no quiere papamóvil blindado. Va a pecho descubierto en el papamóvil o en el pequeño Fiat gris que sube a las favelas. Se arriesga, se mete entre la gente, está dispuesto a seguir a Jesús hasta el final, hasta entregar su propia vida.
-Un Papa humilde
No va de líder, reconoce sus limitaciones, pide perdón por sus errores, se presenta más como un cura de pueblo y el "obispo de Roma" que como el Papa poderoso-Vicario de Cristo en la tierra. Y para demostrarlo prescinde (en cuanto puede) de honores y oropeles, se ríe del protocolo, rompe esquemas. Viste y vive con sencillez. No quiere ni busca privilegios. Los jóvenes están cansados de líderes arrogantes, mandones, insolentes, subidos al altar del poder desde el que pontifican. Francisco desacraliza el papado y lo convierte en un servicio. Servus servorum Dei, el siervo de los siervos de Dios, el que más sirve.
-Un Papa que habla claro
No se anda con rodeos ni con circunloquios teológicos, para decir sin decir y sin molestar a los poderosos. Va directo al grano Utiliza un lenguaje de titular: sencillo, claro, directo, ameno. Con un lenguaje icónico. Habla en parábolas como Cristo. Utiliza palabras-fuerza con alto contenido simbólico: esperanza, ternura, misericordia, periferias, pobreza...Dice verdades como puños y sin remilgos. Y cuando quiere movimiento eclesial y Evangelio transformador, dice que quiere "jaleo, lío, follón". Deja los términos abstractos y escolásticos para los teólogos. Él quiere llegar (y cómo llega) a la gente sencilla, a esos de los que Cristo dijo que es su Reino.
-Un Papa de gestos
Y a su lenguaje directo y sencillo une gestos elocuentes, que valen más que mil palabras. En la era de los gestual, los jóvenes se comunican con emoticones, con símbolos, con eslóganes y con gestos. Como el Papa que hace la V de la victoria o levanta el pulgar en señal de alegría. O abre bien los ojos al reconocer a alguien entre la multitud. O dice misa en Lampedusa, la isla de los desheredados africanos en busca del paraíso perdido europeo, con un báculo de dos simples maderas de cayuco. Y sólo ése gesto es una encíclica. Gestos que llegan más, mucho más que las encíclicas.
 http://www.periodistadigital.com/religion/juventud/2013/07/30/el-papa-que-encandila-a-los-jovenes-iglesia-religion-papa-obispo-jmj-brasil-rio.shtml

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