sábado, 31 de mayo de 2014

El Papa pide a los periodistas que sean "samaritanos" y expresen "ternura"

"Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos"

Redacción, 31 de mayo de 2014 




Apuesta por la Red en la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

El Papa Francisco apela a los comunicadores a no ser ajenos de los problemas del mundo, por lo que considera que también deben "expresar ternura", comparando la misión de los medios con la del protagonista de la parábola del buen samaritano que ayuda a un hombre apaleado por bandidos al borde del camino.
"El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno de la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también ternura. La red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas. La neutralidad de los medios de comunicación es aparente: solo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia. El compromiso personal es la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador", afirma el Papa.
En su mensaje ‘La comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro' para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que la Iglesia católica celebra este domingo, el Papa advierte de la doble cara de la red de redes. "Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos", pero además de ayudar a crecer al ser humano, la comunicación también puede "desorientar".
"El deseo de conexión digital puede terminar por aislarnos de nuestro prójimo, de las personas que tenemos al lado. Sin olvidar que quienes no acceden a estos medios de comunicación social -por tantos motivos-, corren el riesgo de quedar excluidos", agrega
AGRESIÓN VIOLENTA
Además, Francisco alerta de que los mensajes con malos fines pueden agredir a los hombres: "Cuando la comunicación tiene como objetivo preponderante inducir al consumo o a la manipulación de las personas, nos encontramos ante una agresión violenta como la que sufrió el hombre apaleado por los bandidos y abandonado al borde del camino, como leemos en la parábola".
Por todo ello, el Papa defiende que "no basta pasar por las ‘calles' digitales, es decir, simplemente estar conectados", sino que "es necesario que la conexión vaya acompañada de un verdadero encuentro".
"Lo repito a menudo: entre una Iglesia accidentada por salir a la calle y una Iglesia enferma de autoreferencialidad, prefiero sin duda la primera. Y las calles del mundo son el lugar donde la gente vive, donde es accesible efectiva y afectivamente. Entre estas calles también se encuentran las digitales", concluye
http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2014/05/31/el-papa-pide-a-los-periodistas-que-sean-samaritanos-y-expresen-ternura-iglesia-religion-dios-jesus-francisco.shtml

miércoles, 21 de mayo de 2014

“Artesanos de una nueva historia, testigos de otro mundo posible”.

Vanesa y Esteban, son dos hermanos que han viajado desde  Santiago de María, Dpto.  de Usulután, para recibir  clases de música en la Parroquia desde al 2009.       Haremos un recorrido fotográfico por estos años de esfuerzo y dedicación, años fructíferos cargados de esperanzas y alegrías.   


 “Cantamos porque el sol nos reconoce
 y porque el campo huele a primavera 
y porque en este tallo en aquel fruto 
cada pregunta tiene su respuesta  

Cantamos porque llueve sobre el surco
 y somos militantes de la vida
 y porque no podemos ni queremos
 dejar que la canción se haga ceniza”.  
                                                        Mario Benedetti 
 “Hay un único lugar 
donde ayer y hoy se encuentran
 y se reconocen y se abrazan. 
Ese lugar es mañana”. 
                         Eduardo Galeano 




"Educando para La Paz"
Escuela Parroquial de Música, 
Parroquia San Luis de La Reina,  Diócesis de Santiago de María, 
El Salvador, C.A.  Tel. (503) 2680-1635    


martes, 13 de mayo de 2014

Masacre en el Rio Sumpul, 14 de mayo 1980-2014



El 14 de mayo de 1980, a las orillas del río Sumpul, en Chalatenango (frontera con Honduras) soldados del Destacamento Militar #1 de la Fuerza Armada de El Salvador, apoyados por dos helicópteros de la Fuerza Aérea, agentes de la Guardia Nacional y paramilitares de la Organización Nacional Democrática (ORDEN) masacraron a alrededor de 600 campesinos, entre niños, mujeres y ancianos.   Al otro lado del río, soldados de las Fuerzas Armadas hondureñas  dispararon al aire para impedir que las víctimas encontraran refugio en su país. Los que no se salvaron fueron tragados por el río o murieron desangrados en la orilla, entre las piedras y los matorrales, a consecuencia de los disparos o los machetazos. La historia oficial de El Salvador y Honduras niegan que esta masacre haya ocurrido, pero los sobrevivientes ahora cuentan su historia: la historia de las víctimas de la masacre del río Sumpul, la primera gran masacre contra civiles cometida por el Estado salvadoreño a inicios de la guerra.

domingo, 11 de mayo de 2014

Celebrando a las madres en su dia.

Los alumnos de percusión e instrumentos de viento ofrecieron un pequeño concierto a las madres en la Parroquia

jueves, 8 de mayo de 2014

Muere madre Lucita, la última anfitriona de Monseñor Romero

Roberto Valencia
El Faro / Publicado el 8 de mayo de 2014
María de la Luz Cueva Santana, madre Lucita, era la última entre las carmelitas que rigieron el Hospital Divina Providencia durante los dos años y medio en los que vivió allí Monseñor Óscar Arnulfo Romero, y donde finalmente fue asesinado. El Faro comparte este perfil escrito hace cuatro años por uno de nuestros periodistas, y que se publicó originalmente en Hablan de Monseñor Romero, un libro de perfiles de personas que conocieron al arzobispo mártir, editado por la Fundación Monseñor Romero.

María de la Luz Cueva Santana, la madre Lucita, en una imagen tomada cuando tenía 87 años de edad, en el Hogar para Niños Divina Providencia, en Santa Tecla. Foto Roberto Valencia.
María de la Luz Cueva Santana, la madre Lucita, en una imagen tomada cuando tenía 87 años de edad, en el Hogar para Niños Divina Providencia, en Santa Tecla. Foto Roberto Valencia.
El arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, no vivía rodeado de mármoles importados ni de sedas ni de fijas vajillas ni de oro. La casa en la que pasó sus últimos años, en los terrenos del Hospital Divina Providencia, eran apenas tres cuartos sin estridencias, de paredes repelladas y baldosas humildes, sin esculturas ni cuadros ostentosos, con clósets en vez de armarios, con ducha y sin tina. El mobiliario de su dormitorio-oficina era parco: un colchón individual, un viejo escritorio sobre el que descansaba una máquina de escribir, un gavetero, su infaltable radio-grabadora y una fea mecedora metálica. Lo más cercano al lujo que había en ese hogar era una hamaca, que a Monseñor Romero le gustaba cruzar de esquina a esquina en el cuartucho de la entrada.
Pero antes las comodidades eran menos.
En la casa comenzó a vivir el 15 de agosto de 1977. Hasta ese día llevaba meses en el Hospitalito, pero dormía en un cuarto liliputiense ubicado junto a la sacristía de la capilla, reservado para el inexistente capellán. Ahí se amontonaban un camastro, una mesita de noche, dos sillas y un arzobispo.
—Entre todas decidimos construirle la casita porque, cuando recibía visitas, lo hallaban en ese cuarto. Lo hicimos sin decirle nada. Fue una sorpresa.
Monseñor Romero cumplía 60 años aquel lunes 15 de agosto. Salió temprano para oficiar misa en Catedral metropolitana y pasó la tarde en el arzobispado. Cuando al anochecer regresó al Hospitalito, las hermanas y un grupo de enfermos lo esperaban junto a la que sería su nueva casa. Madre Lucita, la superiora, le entregó las llaves con una sonrisa en los labios.
—Alguna vez –recuerda madre Lucita– nos dijo que este Hospitalito era su Betania.
Betania era la aldea en la que, según señala el Nuevo Testamento, residían Marta, María y Lázaro, tres hospitalarios amigos de Jesucristo.
***
María de la Luz Cueva Santana nació el 30 de abril de 1923 en Tecolotlán, un pequeño pueblo situado en el estado de Jalisco, México. Sus padres sabían leer y escribir. Ella, Fermina Santana, llevó el peso de la crianza de los ocho hijos de la pareja, cuatro y cuatro. Él, Lucio Cueva, fue un esforzado agricultor que en el hogar se caracterizaba por ser estricto y protector en exceso con sus hijas. La infancia de Luz transcurrió en los años del México pos-revolucionario, marcados, entre otras cosas, por las tensiones entre la Iglesia católica y un Estado de vocación laica. La Guerra Cristera, que en la segunda mitad de los años 20 enfrentó al Gobierno contra milicias que cuestionaban las medidas para restringir la autonomía de la Iglesia, tocó a la familia Cueva-Santana: Lucio sufrió persecución por sus simpatías hacia la causa cristera. Sin embargo, ni esta activa militancia logró que le entusiasmara la idea de que Luz y otra hermana menor quisieran ser monjas. Eran otros tiempos, antes del Concilio Vaticano II, y vestir un hábito era con frecuencia sinónimo de despedirse de por vida de la familia. Para evitarlo, Lucio hizo a un lado su faceta de sobreprotector y a las dos las envió a Tijuana, a casa de la hija mayor, casada ella, con la idea de que salir de Tecolotlán les hiciera abandonar su vocación.
—Pero no se pueden burlar los planes de Dios –dice madre Lucita–, y allá adonde nos mandó para que conociéramos mundo, allá conocí la congregación.
Muy cerca de la casa de la hermana había un convento de las Carmelitas Misioneras de Santa Teresa. Fue cuestión de tiempo que sus deseos cristalizaran, y el 10 de marzo de 1952, a los 28 años de edad, María de la Luz Cueva se convirtió en la hermana Luz Isabel.
A El Salvador arribó en 1964. Las carmelitas de Santa Teresa atendían en esa época el Hospital San Rafael, en Santa Tecla, y la hermana Luz Isabel se unió. Sin embargo, no se sentía cómoda con la labor pasiva a la que relegaban a las monjas, en especial en la atención de los enfermos de cáncer, considerada en aquella época una enfermedad contagiosa.
—Yo soy algo rebelde y en el San Rafael no teníamos libertad, así que me propuse hacer un lugar para atenderlos con mayor dignidad.
La idea pronto tomó forma y, gracias al aporte de benefactores, a inicios de 1966 arrancó la construcción del que terminaría llamándose Hospital Divina Providencia. Ni siquiera esperaron a levantar por completo el edificio para recibir a los primeros pacientes, atendidos por un voluntarioso pero reducido grupo de carmelitas. La hermana Luz Isabel se convirtió en la madre Lucita. La obra le permitió además entrar en contacto con Monseñor Romero, con quien pronto entabló una relación de amistad y respeto mutuo. Eran dos personalidades fuertes que, a su manera, congeniaron.
Tras más de una década como superiora en el hospital, madre Lucita se embarcó, siempre bajo el paraguas de la congregación, en otro ambicioso proyecto de beneficencia: la construcción de un centro concebido en principio para los huérfanos que dejaba el cáncer. El Hogar para Niños Divina Providencia comenzó a recibirlos a mediados de los 80.
Tanto el hospital como el orfanato son hoy las dos principales cartas de presentación en El Salvador de las Carmelitas Misioneras de Santa Teresa. Madre Lucita no oculta su satisfacción cuando los menciona, quizá porque todavía son parte de su vida; ni su avanzada edad es un obstáculo para seguir pendiente de lo que ayudó a realizar. Las entrevistas para esta semblanza, de hecho, me las concede en el Hogar para Niños, donde ella vive. Con 87 años, la osteoporosis le obliga a auxiliarse de una silla de ruedas cuando quiere desplazarse, pero mantiene una mirada poderosa y una lucidez envidiable.
***
Madre Lucita es la última entre las carmelitas que más convivieron con Monseñor Romero. Falleció ya la hermana Virginia, la cocinera conocedora de un sinfín de remedios caseros a los que el ilustre inquilino se sometía con frecuencia. También la hermana Socorro, la principal responsable del cuidado de los enfermos; y la hermana Francisca, la que después de la homilía dominical solía llevarle un termo con té de hojas de naranjo. También murió la hermana Teresa, algo así como su secretaria y confidente ocasional, dicen que la más cercana, la que tantas veces tuvo que soportar la tosquedad de Monseñor Romero.
ver noticia completa http://www.elfaro.net/es/201405/noticias/15362/.htm

lunes, 5 de mayo de 2014

Cazadores de sueños... Inspirado en los niños de San Luis de La Reina

Cuento:
Cazadores de sueños

Cuenta la historia,  que cuando la luna indicaba las siete de la noche, en un rincón del mundo llamado el pulgarcito de América, salían de sus refugios  un grupo de pequeños cazadores de sueños.
Cada uno era diferente al otro, cada uno con sus propias habilidades. Unos un poco más altos, y otros más chiquititos. Unos un poco gorditos y otros muy delgaditos, pero todos con un mismo fin.
Era parte del grupo una pequeña gruñona con mejillas coloradas, intentaba que las cosas siempre salieran bien, pero su genio era complicado, los otros cazadores no dudaban en hacer caso a sus propuestas para no ver la frente torcida de aquella. La otra era la más pequeñita de todas, muy observadora, serena, y cuya arma principal era su dulzura. Entre ellos también se encontraba un diminuto corredor, ahí, como él solo, usaba un par de chancletas  retorcidas que sonaban a cada trotecito, pero que de ninguna manera impedían que aquella velocidad perdiera intensidad. Junto a ellos muchos más, que no terminaría de describir.
Hubo uno que se destacaba, el pelito  liso, era el más osado de todos, incansable, indetenible, libré sin más. Él fue el primero que me atrapo haciendo que llegaran uno a uno a llevarse mis sueños para devolvérmelos llenos de felicidad.
Puse atención a su forma de trabajo, primero buscan al indicado; un adulto que fácilmente se deje seducir  a su encanto; con un pequeño puyón de su dedo índice en cualquier parte del cuerpo de la víctima, este ya estará lleno de magia, hipnotizado ya no podrá mostrar ningún gesto de rechazo, lo único que puede hacer es sonreír.
Sentada junto al árbol recibí el primer puyón, mi mirada dio vuelta, mientras el pelito liso  corría buscando que fuera tras de él. Así de pronto ya no fue un puyón  sino varios, se iban acercando uno a uno robándose hasta la última gotita de mi cansancio.
Cuando me di cuenta ya no era la única, un grupo de tres o más no paraban de reír mirando la gracia de aquellos pequeños cazadores, nos había dejado a todos sin nada que pensar, los sueños de grandes ya no existían más, ahora eran mentes en blanco que daban paso a carcajadas.
Nos tenían dominados, hacíamos lo que ellos querían, dulces, caramelos, muñecos y más, eran para ellos, hasta una historia lograron sacar de nuestras mentes, entonces fue cuando descubrí lo que buscaban.
Este grupo de chiquitines, se robaban los sueños para devolverlos como estrellas  en el cielo.


Es está la historia que cuento, un grupo de niños que noche a noche buscan transformar los sueños vacíos y apagados de un pueblo sufrido, en un millón de luces que estallan en el cielo como pólvora en fiesta, llenando de alegría a mujeres trabajadoras después de sus largas jornadas en el hogar. A hombres que regresan después de un día cansado y no muy bien pagado, a abuelitas que con tristeza esperan el regreso de los suyos que se fueron al norte. A todos ellos los llenan de luz y pintan en sus rostros la esperanza de un presente distinto y un futuro mejor.

Desde ese día cada vez que pienso en ese rinconcito del mundo recuerdo a mis cazadores de sueños.

Inspirado en los niños de San Luis de la Reina, San Miguel, El Salvador.


Dedicado a todas las mujeres admirables que resisten dignas y fuertes en ese rinconcito del mundo.

                               La Krytu

El papa aconseja a los "trepas" hacer alpinismo en vez de intentar entrar en la Iglesia

Denuncia las tentaciones de la vanidad, del poder y del dinero


"No vengas a la Iglesia a trepar. Jesús reprocha a estos trepadores que buscan el poder"

Redacción, 05 de mayo de 2014 a las 20:05
El Papa Francisco ha aconsejado a los «trepas» que vayan a «hacer alpinismo», porque «es más sano», en vez de entrar en la Iglesia. Así lo ha indicado el pontífice argentino en la homilía de la misa que cada mañana celebra en su residencia, Casa Santa Marta, según ha hecho público Radio Vaticano.
El Papa ha hecho esta critica al arribismo al comentar la lectura del Evangelio de este lunes, en la que Jesús reprocha a las personas que sólo se quieren saciar tras la multiplicación de los panes y los peces. «¡Y en la Iglesia hay trepadores!. Hay tantos que usan a la Iglesia (para ello), pero si (esto) te gusta, te vas al norte y haces alpinismo. ¡Es más sano! Pero no vengas a la Iglesia a trepar. Jesús reprocha a estos trepadores que buscan el poder», exclamó el Papa.
El papa ha explicado que hay tres «actitudes» que «no son buenas» para seguir a Jesús. La primera, ha indicado el Pontífice, «es la vanidad» y los que «dan la limosna o ayunan para hacerse ver». «La vanidad es peligrosa, porque nos hace caer inmediatamente en el orgullo, la soberbia, y después todo termina ahí» ha añadido.
La segunda para Bergoglio es el poder y en este tipo de actitud fue cuando ha criticado a los «trepas» de la Iglesia. Mientras que la tercera cosa que aleja a las personas de Jesús, ha señalado el Papa, es «el dinero»:
«Los que siguen a Jesús por dinero, con el dinero tratan de aprovecharse económicamente de la parroquia, de la diócesis, de la comunidad cristiana, del hospital, del colegio...», ha agregado.
El Papa ha terminado su homilía pidiendo que se pueda seguir al Señor «con rectitud de intención, sólo por Él, sin vanidad, sin deseos de poder y sin deseos de dinero». (RD/Agencias)