Sábado, 17 de Septiembre de 2011
Gabriela Castellón Fajardo
Francisco E. Valencia
Redacción Diario Co Latino
El Obispo Auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, en una entrevista con Diario Co Latino, hizo el llamado al francotirador que disparó contra Monseñor Óscar Arnulfo Romero, el 24 de marzo de 1980. El religioso afirma que la publicación de este rotativo, que reveló el nombre del asesino, resuelve la única pregunta que ha estado sin respuesta desde el hecho.
“Si está vivo (el tirador), valoramos muchísimo su contribución. La iglesia no tiene rencor ni odio; simplemente la verdad es muy importante para el futuro de la nación”, dijo Monseñor Rosa.
Este rotativo publicó el viernes de la semana pasada el nombre de la persona que disparó contra el, en aquel entonces, Arzobispo de San Salvador. El nombre: Marino Samayoa Acosta, ex subsargento de la sección II de la Guardia Nacional, y miembro del equipo de seguridad del ex presidente de la República, coronel Arturo Armando Molina, fue quien disparó contra Monseñor Romero.
La información brindada por una fuente cercana a los círculos de Roberto d’Aubuisson, autor material del crimen, que ha sido retomada por el periódico del Vaticano y otros medios periodísticos latinoamericanos, el tirador, que era miembro del equipo de seguridad del ex presidente, coronel Arturo Armando Molina, fue sugerido por Mario Molina, hijo del ex mandatario.
Hasta ahora, uno de los sospechoso había sido Héctor Antonio Regalado, quien fue, por varios años, el encargado de la seguridad de la Asamblea Legislativa, así como de la seguridad del fundador de ARENA, Roberto d’Aubuisson.
Sin embargo, según la Comisión de la Verdad, no había suficiente “evidencia persuasiva de que él (Regalado) hubiera participado en este asesinato”.
El francotirador era uno de los elementos detallados en la agenda de otro de los implicados, el Capitán Álvaro Saravia, para la ejecución del “Plan Piña”, que era, justamente, dar muerte a Monseñor Romero.
En aquél entonces (en la segunda mitad de la década de los 70’s), según la fuente de Diario Co Latino, sólo había dos buenos tiradores: uno en la Guardia Nacional (GN) y, el otro, en la Policía Nacional (PN).
El de la PN era “el Chato Castillo”; pero, finalmente, quedó descartado. El trabajo de disparar contra Monseñor se le encomendó a Samayoa Acosta.
Saravia, quien otorgó una entrevista en 2006 a este vespertino, y en el 2010 al periódico digital el Faro, declaró que él no fue el responsable de la muerte de Romero. Sin embargo, brindó detalles sobre cuándo y dónde ejecutarían el plan la brindó el capitán Eduardo Ávila Ávila, así como la cantidad de empresarios que participaron, unos proporcionando infraestructuras, y otros el dinero para pagar los un mil colones al tirador.
Asimismo, se conoce que el fusil con mira telescópica, de alta precisión, calibre .219 suizo (es decir, calibre 22), era propiedad de Ávila, y fue probado en distintas fechas en la Finca San Luis, en Santa Tecla.
Al parecer, el arma utilizada por el francotirador fue escondida, por órdenes del mismo Ávila, en un hueco de un desfiladero que da al mar, a la altura de uno de los túneles de la carretera Litoral.
Monseñor Rosa Chávez asegura que la iglesia está “con los brazos abiertos”, para conocer toda la información necesaria sobre el tema, que también ayudaría al proceso de beatificación del arzobispo mártir.
Para el religioso, el nombre de la persona que disparó contra Monseñor da respuesta a una de las tres preguntas que realizó el Vaticano, cuando se inició el proceso de canonización, en 1994.
“En Roma están claros de que Monseñor fue un mártir. Cuando estábamos iniciando el proceso, nos hicieron tres preguntas: quién lo mató, por qué y en qué contexto socio-político le tocó ser el Arzobispo de San Salvador. Quién lo mató fue la única pregunta que no pudimos responder”, expresó Monseñor Rosa Chávez.
El Obispo Auxiliar asegura que existe información valiosa que aún no se ha dado a conocer, seguramente porque las personas no creen que sea “trascendental”. En ese sentido, invitó a las personas que conocen datos sobre el crimen de Monseñor Romero, a colaborar con el caso, acercándose a la Iglesia Católica o a Tutela Legal del Arzobispado.
“Hago el llamado a que se acerquen a la iglesia, a la persona con la que se sientan más en confianza. Estamos ligados al tema, pero ellos sabrán a quién acudir, sin duda”, dijo, al tiempo que enfatizó en la constante búsqueda de la verdad total en la que se encuentra la población.
La Comisión de la Verdad no pudo determinar quién fue el responsable de la muerte del arzobispo mártir. Sin embargo, deslumbró información en la que se señala directamente a d’Aubuisson, quien también fue creador de los escuadrones de la muerte y del partido ARENA, como el responsable intelectual y quien dio la orden para la ejecución.
Ahora, el religioso asegura que la Iglesia ha “perdonado a todos”; pero, citando al Papa Juan Pablo II, “no podemos prescindir de la verdad”.
Agregó que conocer la verdad es “un servicio a la humanidad”, e hizo énfasis en que Monseñor Romero es “el hombre más célebre del país, y sigue marcando el camino de la gente, aún en la que no cree en Dios”.
El Obispo Rosa Chávez enfatizó en pedir al tirador que colabore para conocer todos los datos sobre el asesinato que sigue conmoviendo a los salvadoreños. “Animo a este amigo, a este hermano, a que tratemos de llegar al final, para bien de su conciencia. Necesita estar en paz consigo mismo y con Dios; y en paz con la patria”, dijo.