Sábado, 01 de Noviembre de 2008
Fernando Lugo, Presidente de Paraguay, visita el hospital de la Divina Providencia, donde fue asesinado el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, el 24 de marzo de 1980. Foto: Diario Co Latino/Beatriz MenjívarGloria Silvia OrellanaRedacción Diario Co Latino“El lugar Santo”, llamó el Obispo Emérito y ahora, Presidente de la República del Paraguay, Fernando Lugo, al altar mayor donde cayó abatido por una bala, el Arzobispo Óscar Arnulfo Romero, cuyo martirio “es la consecuencia lógica de su compromiso y sobre todo, de su amor a los más sencillos, los más pobres y humildes de su pueblo”.El lugar que ocupa la pequeña capilla, a un lado del hospitalito, donde los enfermos terminales de cáncer, encuentran una respuesta de fe y apoyo, lució abarrotado. La presencia del mandatario paraguayo fue acompañada de diez sacerdotes y miembros de las Iglesias Históricas del país, quienes asistieron a concelebrar una misa para honrar la memoria del mártir. Tras la lectura del Evangelio de San Lucas, el testimonio vivencial de Fernando Lugo sobre la obra de Monseñor Romero, y su reflexión de que “en cualquier parte del mundo o cualquier persona que abrace con seriedad los principios evangélicos sufrirá como Jesús”, arrancó los aplausos de los feligreses y la comunidad cristiana.“Terminarán siendo acosados, pero nuestra profunda fe, nos dice que no terminan ahí, que como Jesús murió en la cruz, una muerte violenta, no terminamos ahí, Jesús vive, Romero vive y Rutilio vive”, prosiguió.Asimismo, refirió el arraigo y presencia de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, en la vida de la comunidad católica y evangélica, que han reconocido en este sacerdote salvadoreño, su compromiso con la verdad y la justicia.“Después de 28 años de su muerte martirial, puedo decir, como dijo el apóstol Pedro, cuando le prohibían hablar de Jesús: por mucho que nos hagan callar estas piedras gritarían más fuerte su nombre. Yo se que hay mucha gente también (en El Salvador), que injustamente casi se le prohibe hablar de (Monseñor Óscar) Romero, pero si nosotros callamos el viento, las piedras, el río gritarían que si vive con nosotros”, acotó.Contando su experiencia sacerdotal señaló como un privilegio, el acompañar y ser aceptado por los pobres en su diócesis que carecían de salud, trabajo y empleo.“Yo suelo decir que la Iglesia Católica no ha optado por los pobres, sino que, los pobres adoptaron como modelo de iglesia, para darle su vida, que es en abundancia. Gracias a Jesús y a Monseñor Óscar Romero, porque gracias a ellos, nos reunimos para hacer memoria, para no olvidar, eso que hicieron los apóstoles, y caminar en el mismo sendero, en el mismo camino y hoy más que nunca, no podrán acallar nuestras voces”, clamó.Lugo agregó que el “pensamiento pluralista” estuvo manifiesto en Jesús, cuando llamó a su lado a Pedro, el pescador, a Juan el joven, y a Simón, un revolucionario, para formar una sola identidad.“La riqueza más grande es nuestra humanidad, esta cultura, esta variedad de liderazgos, porque yo no soy igual que Evo (Morales), que (Rafael) Correas, pero somos complementarios, y que lindo poder amalgamar los colores, los liderazgos, esa es la presencia de Jesús, que forjó una unidad no en doctrina, sino en valores y principios que construyen la vida”, reflexionó.Y agregó “esta iglesia católica, muchas veces despreciada, es la Iglesia Universal que ha consagrado a Monseñor Óscar Romero, porque es obispo de Paraguay, África, América, del mundo”.Por su parte, el sacerdote Rutilio Sánchez afirmó que la presencia de Fernando Lugo, en la capilla donde Monseñor Romero fue asesinado, era un gran mensaje al pueblo. “La tesis doctoral de Fernando Lugo, en Roma, fue sobre el pensamiento y teología de Monseñor Óscar Romero, aquí en América Latina, tenemos a dos profetas a nuestro Pastor Romero y a Monseñor Leónidas Proaño. Que venga (Lugo) es una gran signo”, afirmó.Mientras, el Pastor Carlos Rivas del TAI, el obispo Medardo Gómez de la Iglesia Luterana y el Obispo Martín Barahona de la Iglesia Episcopal Anglicana, afirmaron que la visita de Monseñor y ahora Presidente Fernando Lugo, a la capilla Divina Providencia, marcaba un hito en la historia del país. Rivas afirmó: “es una esperanza para todo el pueblo, su mensaje es de esperanza y realzar la opción preferencial de los pobres”.Mientras, el Reverendo Gómez agregó “es una gran respuesta a la paz y la alegría, que Dios está entre nosotros, porque además, estamos en un lugar santo”.Para el Obispo Barahona “es un símbolo de respeto, que honra la memoria del más internacional de los pastores Monseñor Óscar Arnulfo Romero”.El presidente Lugo finalmente recordó su pastoral al afirmar que no podrá olvidar nunca a El Salvador, porque “tuve una diócesis en las dimensiones de su país (El Salvador), que tenía 20 mil kilómetros cuadrados, y cuando lo recorría decía, estoy recorriendo El Salvador”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario