Durante un operativo militar de grandes dimensiones realizado entre el 21 y el 30 de octubre de 1981, en diversos cantones situados al nor oriente del municipio de San Agustín, departamento de Usulután, tropas de la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) perpetraron el exterminio masivo de alrededor de 500 personas civiles, en su gran mayoría mujeres, niños, niñas y adultos mayores, con extremo sadismo, en aparente represalia por el atentado explosivo del FMLN del 15 de octubre del mismo año, el cual ocasionó la destrucción del importante “Puente de Oro”, situado a pocos kilómetros del escenario de la matanza.
Estos hechos son conocidos históricamente como la “Masacre de La Quesera”.Los lugares afectados por el operativo fueron los cantones “Linares Caulotal”, “Valle Nuevo”, “Linares Montañita”, “La Quesera”, de la jurisdicción del municipio de San Agustín; cantones “Las Piletas”, “Las Delicias” de la jurisdicción de Berlín; cantones “San Juan Letrán”, “ San Marcos Lempa”, “San Pedro” y“Bolivar”, de la jurisdicción de Jiquilisco, todos los municipios del departamento de Usulután; así como el cantón “San Nicolás Lempa”, del municipio de Tecoluca, departamento de San Vicente.
Los cientos de militares que participaron de la matanza pertenecían, al menos, a las siguientes unidades: Batallón de Infantería de Reacción Inmediata “Atlacatl”;Sexta Brigada de Infantería con sede enUsulután; Quinta Brigada de Infantería con sede en San Vicente; Guardia Nacional y Defensa Civil, quienes contaron con el apoyo de la Fuerza Aérea Salvadoreña y la Brigada de Artillería “Teniente Coronel Oscar Osorio”.En el desarrollo del operativo, los militares completaron un extenso cerco alrededor de los lugares mencionados, tras lo cual avanzaron perpetrando el exterminio masivo de personas y destruyendo viviendas, cultivos y animales domésticos a su paso.
Se trataba de la aberrante estrategia militar denominada “tierra arrasada”, la cual pretendía la destrucción de la vida civil de zonas rurales donde se producía alguna actividad de la guerrilla.Los operativos de “tierra arrasada”, mediante los cuales se produjo la perpetración sistemática de masacres de cientos de civiles, fue producto de un plan criminal sostenido y ordenado por el Alto Mando de la Fuerza Armada durante los primeros años del conflicto armado, de cuya ejecución participaron los entonces Ministro de Defensa y Jefe del Estado Mayor, los Generales José Guillermo García y Rafael Flores Lima respectivamente, así como el Subsecretario de Defensa, Coronel Francisco Adolfo Castillo.
El sadismo empleado por los asesinos en la “Masacre de la Quesera” careció de limites, pues además de las ejecuciones masivas se infligió a numerosas víctimas torturas sistemáticas, violaciones sexuales, introducción de estacas en órganos genitales, ejecuciones de padres frente a sus hijos, entre otros hechos atroces.
Durante la velación de los restos de las víctimas el 22 de diciembre de 2006, el cual culminó los procesos forenses de exhumación iniciados dos años antes, un sobreviviente dio testimonio sobre niños y niñas introducidos a helicópteros militares y arrojados en pleno vuelo al río Lempa durante la matanza.Debido a las circunstancias abrumadoras de la persecución, las personas civiles sobrevivientes que escaparon por montes o ríos no tuvieron posibilidades de sepultar los restos de las víctimas, permaneciendo la gran mayoría de los cadáveres a la intemperie y siendo devorados por animales. No obstante, algunos pocos cadáveres sí pudieron ser inhumados.
2. La prueba forenseLas exhumaciones y estudios forenses se realizaron entre el 08 y el 17 de noviembre de 2004; los mismos fueron dirigidos por el Equipo Argentino de Antropología Forense con el apoyo de personal del Instituto de Medicina Legal “Dr. Roberto Masferrer”.Los trabajos forenses permitieron la recuperación de los restos óseos de al menos 41 personas y establecieron que la mayoría de las víctimas habían perecido a causa de lesiones provocadas por impacto de proyectiles de armas de fuego de alta velocidad y otro tipo de lesiones producidas por una fuerza de alta velocidad aparentemente distintas de las producidas por un proyectil de arma de fuego (como granadas o morteros).
Este tipo de lesiones es concordante con el hallazgo de más de treinta posibles esquirlas de artefacto explosivo, localizadas en cráneo, tórax, miembros superiores y pelvis de diversos esqueletos.
Los trabajos forenses permitieron establecer 14 identificaciones positivas, determinando que los restos de 14 esqueletos correspondían a quienes en vida fueran:
1- Lorenzo Alberto Ortega;
2- Víctor Manuel Luna;
3-Juana Francisca Durán;
4- Joaquín Moreno Durán;
5- María Amparo Durán;
6- Raúl González Durán;
7- Lucio Durán Ortega;
8- Jesús Flores;
9- Hilda Durán;
10- Melba Durán;
11- Jesús Durán;
12- Reyna Esquivel García;
13-Sonia Maribel Esquivel García;
14- Consuelo Esquivel.
Los restos recuperados fueron velados por familiares y las comunidades de la zona del bajo Lempa, desde el 22 de diciembre de 2006, en la Iglesia de la comunidad Nueva Esperanza, Jiquilisco, Usulután, siendo cristianamente sepultados en acto religioso solemne en el lugar denominado “Loma del Pájaro”, del cantón La Quesera, con fecha 28 de diciembre del mismo año. En tal lugar se ha erigido un monumento en homenaje a la memoria de las cientos de víctimas asesinadas durante estos hechos.
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