domingo, 22 de febrero de 2015

El 22 de febrero de 1977, Monseñor Romero tomó posesión de la Arquidiócesis de San Salvador.



Tenía 59 años y su nombramiento para muchos fue sorpresa. Monseñor Romero tomó posesión de la Arquidiócesis el 22 de febrero de 1977, en medio de un torbellino de violencia. La ceremonia de toma de posesión fue sencilla y sin la presencia de autoridades civiles ni militares.
A un escaso mes de su ministerio arzobispal, es asesinado el Padre Rutilio Grande, de quien era amigo. Este hecho impactó mucho en Monseñor Romero. Recogiendo las sugerencias del Clero, Monseñor Romero accede a celebrar una Misa única en Catedral, como un signo de unidad de la Iglesia y de repudio a la muerte del Padre Rutilio.
Monseñor continuó la pastoral de la Arquidiócesis y le dio un impulso profético nunca antes visto. Su lema fue “Sentir con la Iglesia”. Y esta fue su principal preocupación: construir una Iglesia fiel al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia.
Monseñor puso la Arquidiócesis al servicio de la justicia y la reconciliación en el país. En muchas ocasiones se le pedía ser mediador de los conflictos laborales. Creó una oficina de defensa de los derechos humanos, abrió las puertas de la Iglesia para dar refugio a los campesinos que venían huyendo de la persecución en el campo, dio mayor impulso al Semanario Orientación y a la Radio YSAX.
A pesar de la claridad de sus predicaciones, Monseñor, como Jesús, fue calumniado. Le acusaron de revolucionario marxista, de incitar a la violencia y de ser el causante de todos los males de El Salvador. Pero nunca jamás de los labios de Monseñor salió una palabra de rencor y violencia. Su mensaje fue claro. No se cansó de llamar a la conversión y al diálogo para solucionar los problemas del país.

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