La efigie del beato Romero, el día de su beatificación
...Y al tercer día...
"Ojalá él también vaya resucitando en la Iglesia y en el Mundo"
Redacción, 28 de mayo de 2015
(Daniel S. Barbero y Javier Baeza, desde El Salvador).- Los eventos magníficos van dando paso a la cotidianeidad. La prensa comienza a desplazar la mirada sobre Romero de las portadas matinales. La violencia de los barrios, las maras y pandillas vuelven a ocupar su protagonismo.
La plaza del Salvador del mundo casi ya recupera su sencilla normalidad. Los andamios y prefabricados vuelven a ceder su sitio a la minúscula figura de San Romero de América, beato para los poderes de este mundo y Santo compañero para los pobres y sencillos que tienen que sobrevivir en este "valle de lágrimas".
Algunos titulares mediáticos, en El Salvador, concluyen respecto de la beatificación de Romero que es una llamada a la reconciliación nacional. Y se explayan. Y afean a quien cuestiona esa conclusión... La reconciliación sólo es posible desde posiciones simétricas, de igualdad. Cómo esto puede darse en un pueblo, el salvadoreño, donde las desigualdades sociales son tan bestiales como aquí se evidencian.
Si Romero fue y sigue siendo palabra viva, por tanto actual y actualizable,precisamente es porque señaló que la reconciliación entre las personas y los pueblos sólo será posible si se restauran esas condiciones asimétricas en las que viven un pocos (la abundancia) y mal viven unos muchos (los nadies y pobres).
Nos comentaban ayer mismo ese grupo de mujeres que durante años, contra viento y marea, han pretendido -¡y conseguido, que caray!- llevar el Evangelio de Jesús a las comunidades más pobres que lo "importante de la beatificación es que ya ha pasado". Si pasan los grandes eventos, la realidad cotidiana volverá a estar presente entre nosotros. Los clérigos, políticos, empresarios... todos aquellos que denostaron a Romero hoy tienen una razón, aún mayor, para dejarse caer del caballo de la seguridad y prepotencia.
Volver la mirada a las comunidades, cantar su canción de vida es la llamada que San Romero de América sigue haciéndonos a todos. El pueblo Salvadoreño apostando por la "reconciliación" denunciando esas situaciones de opulencia que arrastran a las mayorías a la pobreza, la miseria y la muerte. Nosotros, cada uno dónde esté, intentando cooperar colectivamente para descabalgar a la derecha española que tanto daño ha realizado a los servicios públicos, esto a es los sectores sociales más vulnerables.
Las jerarquías eclesiásticas igual que los líderes políticos dicen ahora que hay que pedirle un milagro al nuevo Beato para que venga la reconciliación y la paz al país;pero en las comunidades cristianas oímos que no hay que pedirle milagros, sino que es Monseñor Romero el que nos pide a nosotros que hagamos algo para superar esta situación de desigualdad y de injusticia que existe en el mundo, no sólo aquí en El Salvador. Él decía que "hay que cambiar de raíz este sistema injusto que vivimos", este sistema económico neoliberal que está destruyendo la vida de los pobres y que está destruyendo el planeta que vivimos.
El verdadero milagro vendrá cuando seamos capaces de cambiar cada uno y cambiar las estructuras injustas en las que vivimos, para que haya vida digna para los pobres; pues Mons. Romero decía, traduciendo a San Ireneo, que "la gloria de Dios es que los pobres vivan".
Como el mismo beato San Romero dejó dicho: "si me matan resucitaré en el pueblo Salvadoreño", estos días hemos visto que sí es verdad, que él está resucitando en muchos hombres y mujeres de buena voluntad. Ojalá también vaya resucitando en la Iglesia y en el Mundo haciendo entre todos una sociedad más justa y menos desigualpara que brille de verdad esa gloria de Dios en la vida digna de todas las personas que habitamos este mundo.
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2015/05/28/y-al-tercer-dia-religion-iglesia-opinion-romero-beatificacion-salvador.shtml
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