viernes, 19 de junio de 2015

RAFAEL PALACIOS, Sacerdote Diocesano Mártir. 20 de Junio de 1979

Padre Rafael junto a sus hermanas y papá.

 "Hoy, en la Catedral, es la sangre de un sacerdote la que está clamando: ¡Rafael Palacios! Dio su vida no sólo ayer, cuando caía acribillado en una calle de Santa Tecla, sino que desde que comenzó esa vida, ya era sentida para Dios. Allá en el cantón Talcualuya de San Luis Talpa, en el departamento de La Paz, el 16 de octubre de 1938 nacía de don Rafael y doña Concepción. Cariño de hijo y de padres que mantuvo siempre fiel, como una inspiración y una garantía de que Rafael siempre caminó por el camino de la bondad, el sentido de la familia. Se trasladaron a Suchitoto, que fue para Rafael y para sus hermanos, aquí presentes, como el pueblo de adopción. Sacerdote también en las parroquias de Tecoluca y de la Catedral en la diócesis de san Vicente; y luego, aquí en la Arquidiócesis: en Santa Tecla, en Ilopango y últimamente en San Francisco de Mejicanos.

Toda esta larga trayectoria puede decir de Rafael Palacios que se trata de una vida caracterizada por la rectitud, por el afán del estudio, por la verdad intransigente, tal vez hasta la exageración. Esto es lo que ha hecho de él la víctima que hoy recogemos: el quinto sacerdote asesinado en nuestra Arquidiócesis. Lo recogemos con el mismo respeto y cariño con que hemos recogido a los otros sacerdotes y con que nos hemos inclinado al dolor de tantas y tantas -ya incontables- muertes por asesinato".

Homilia de Mons. Romero en el funeral del P. Rafael Palacios, 21 de junio de 1979 en Catedral.


Clero de San Vicente. El P. rafael es el primero de la cuarta fila, de izq. a der..El cuarto de la fila es el P. Cosme Spesotto.  En esta fotografia tambien está el P. Marcial Serrano y Alirio Napoleon Macias, sacerdotes Martires.



 El padre Alirio Macias, observa el cuerpo del P. Rafael Palacios.

 "Asumiremos vuestras vidas y vuestras muertes asumiendo vuestras Causas.
Esas Causas concretas por las que vosotros y vosotras habéis dado la vida y la muerte.
Esas Causas, tan divinas y tan humanas, que desglosan en coyuntura histórica y en caridad eficaz la Causa mayor del Reino, por la que dio la vida y la muerte y por la cual resucitó el Primogénito de entre los muertos, Jesús de Nazaret, el Crucificado-Resucitado para siempre.
Os recordamos uno a uno, una a una, y no decimos ahora ninguno de vuestros claros nombres, para deciros a todos y todas en un solo golpe de voz, de amor y de compromiso: ¡nuestros mártires! Mujeres, hombres, niños, ancianos, indígenas, campesinos, obreros, estudiantes, madres de familia, abogados, maestras, militantes y agentes de pastoral, artistas y comunicadores, pastores, sacerdotes, catequistas, obispos...
Nombres conocidos y ya incorporados a nuestro martirologio o nombres anónimos pero grabados en el santoral de Dios".

                                                             Pedro Casaldáliga.


Funerales en la Parroquia de Suchitoto







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