Francisco, junto a Orlando, Lis y Manuel
Improvisado y emocionado discurso de despedida del Papa ante 70.000 chicos y chicas
"La libertad es un regalo que nos da Dios, pero hay que saber recibirlo, saber tener el corazón libre"
Jesús Bastante, 13 de julio de 2015
(Jesús Bastante).- "Hagan lío y organícenlo bien. Un lío que nos dé un corazón libre, un lío que nos de solidaridad, que nos dé esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que Dios es mi fortaleza". Ante decenas de miles de jóvenes, y antes de irse de Paraguay, Francisco hizo el discurso más emotivo de esta histórica gira. Y lo hizo pidiendo al Señor "enseñarnos a soñar", sobre la base de los testimonios de Lis, Manuel y Orlando, tres jóvenes paraguayos.
"Como sabía las preguntas, había escrito un discurso para ustedes, para dárselo, pero los discursos son aburridos, así que se lo dejo al señor obispo para que lo publique. Y ahora, antes de irme les pido, primero que sigan rezando por mí. Segundo, que sigan haciendo lío. Tercero, que ayuden a organizar el lío que hacen para que no destruya nada. Y todos juntos ahora en silencio vamos a elevar el corazón a Dios", culminó el Papa sus palabras, emocionado y levantando al auditorio de la Costanera de Asunción. Decenas de miles de jóvenes, 70.000 según la organización, le esperaban.
Fue un encuentro de agradecimiento compartido. De los jóvenes al Papa que les ha insuflado esperanza; del Papa, a los jóvenes, que le han adoptado como uno de ellos. Y es que el "huracán Francisco" no ha perdido un ápice de vigor. "Gracias Santo Padre, mensajero de alegría y paz. Gracias, Santo Padre, por bendecir Paraguay", cantaban a voz en grito miles de chicos y chicas.
"Si es posible, vuelva nuevamente, y muy pronto, al Paraguay", le pidió el obispo responsable de la Pastoral Juvenil. Los jóvenes despidieron al Papa con una representación de ballet, música y esencias naturalistas e indígenas, que en Europa sonaría a New Age pero en Paraguay es un síntoma de confluencia de identidades, de suma de peculiaridades de un pueblo agradecido. Algo que ha sido una constante en los discursos del Papa, especialmente en este último tramo de la visita papal. Lejos de los protagonismos presidencialistas de Correa y Evo Morales, Horacio Cartes ha ocupado un discreto primer plano, lo que ha hecho más sencillo que el aura del Papa Francisco brillara con mayor fuerza.
El Papa tomaba constantemente notas mientras los jóvenes ofrecían sus testimonios:Lis, una chica cuya madre padece Alzheimer (el Papa hizo una indicación a su secretario, para que le diera dos rosarios, uno para ella y otra para su mamá), Manuel, un joven abandonado por sus padres que llegó a ser adicto a las drogas; yOrlando, quien leyó el Evangelio de las Bienaventuranzas, y tras abrazar al Papa, le pidió al oído que "rezara por la libertad de todos y cada uno de nosotros".
Así arrancó Francisco su discurso improvisado. "Orlando me pidió que rezara por la libertad de todos y cada uno de nosotros, de todos. Es la bendición que pedimos ahora todos juntos. La libertad. La libertad es un regalo que nos da Dios, pero hay que saber recibirlo, saber tener el corazón libre". Y es que "todos sabemos que en el mundo hay tantos lazos que nos atan el corazón: la explotación, la falta de medios para sobrevivir, la drogadicción, la tristeza, todas esas cosas nos quitan la libertad. Así que todos juntos agradeciendo a Orlando que haya pedido esta bendición, tener el corazón libre, un corazón que pueda decir lo que piensa, hacer lo que siente, ese es un corazón libre. Y eso es lo que vamos a pedir todos juntos".
"Repitan conmigo -pidió el Papa a la multitud-: Señor Jesús, dame un corazón libre. Que no sea esclavo de todas las trampas del mundo. Que no sea esclavo de la comodidad, del engaño. Que no sea esclavo de la buena vida. Que no sea esclavo de los vicios. Que no sea esclavo de una falsa libertad que es hacer lo que me gusta en cada momento", y todos corearon esta oración.
"Hemos escuchado dos testimonios, el de Lis y el de Manuel. Lis, con su vida, nos enseña que no hay que ser como Poncio Pilato, lavarse las manos". Esta chica "podía haber tranquilamente puesto a su mamá en un asilo, a su abuela en otro asilo, y vivir su vida de joven, divirtiéndose, estudiando lo que quería, y dijo no. La abuela, la mamá... y Lis se convirtió en sierva, en servidora, y si quieren más fuerte, en sirvienta de la mamá y de la abuela, y lo hizo con cariño".
Una madre con "esa enfermedad tan cruel que confunde las cosas", pero Lis continuó adelante graicas a las "solidaridad". "Tiene un corazón libre. Lis cumple el cuarto mandamiento: honrarás a tu madre y a tu padre. Lis muestra su vida, la quema, en el servicio a su madre. Es un grado altísimo de solidaridad, de amor. ¿Se puede amar? Ahí tienen alguien que nos enseña a amar".
Después se dirigió a Manuel, a quien "no le regalaron la vida. Manuel no es un nené bien, no es un chico a quien la vida le fue fácil. Dijo palabras duras: fui explotado, fui maltratado, a riesgo de caer en las adicciones. Estuve solo. Explotación, maltrato y soledad, y en vez de salir a hacer maldades, a robar, se fue a trabajar. En vez de salir a vengarse de la vida, Manuel usó una frase linda: pude salir adelante".
Después se dirigió a Manuel, a quien "no le regalaron la vida. Manuel no es un nené bien, no es un chico a quien la vida le fue fácil. Dijo palabras duras: fui explotado, fui maltratado, a riesgo de caer en las adicciones. Estuve solo. Explotación, maltrato y soledad, y en vez de salir a hacer maldades, a robar, se fue a trabajar. En vez de salir a vengarse de la vida, Manuel usó una frase linda: pude salir adelante".
"Aquí tuvimos un testimonio de un muchacho que supo lo que era el dolor, la tristeza, que fue explotado, maltratado, no tenía que comer y estaba solo", y que salió adelante, resaltó el Papa. "Libertad de corazón, servicio, solidaridad, esperanza, trabajo, luchar por la vida, salir adelante".
"Como ven la vida no es fácil para muchos jóvenes, y esto quiero que se lo metan en la cabeza" pidió el Papa a las 70.000 almas de la Costanera de Asunción. "Hay otros chicos que la desesperación los empuja a la delincuencia, al delito, a colaborar con la corrupción. A esos chicos les tenemos que decir que nosotros estamos cerca, que queremos darle una mano, ayudarlo, con solidaridad. Con amor. Con esperanza".
Utilizando dos frases de Lis y Manuel, el Papa subrayó que "conocer a Jesús es abrir la puerta a al esperanza. Conocer a Dios es fortaleza. Es esperanza y fortaleza, y eso es lo que necesitamos de los jóvenes hoy". "No queremos jóvenes debiluchos, que están ahí no más, ni sí ni no, no queremos jóvenes que se cansen rápido, y que vivan cansados, con cara de aburridos. Queremos jóvenes fuertes, queremos jóvenes con esperanza y fortaleza, porque conocen a Jesús, porque tienen un corazón libre", gritó.
"Corazón libre, solidaridad, trabajo, esperanza, esfuerzo, conocer a Jesús, conocer a Dios mi fortaleza. Un joven que viva así ¿tiene la cara aburrida? ¿Tiene el corazón triste? No, ése es el camino. Pero para eso hace falta sacrificio, andar contracorriente", concluyó el Papa, quien recomendó a los jóvenes que releyeran constantemente las Bienaventuranzas, "que son el plan de Jesús, un plan contracorriente".
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