lunes, 29 de febrero de 2016

"Fernando Cardenal fue coherente hasta sus últimas consecuencias"

F.Cardenal

Despedida de Pedro Casaldáliga

"Fernando Cardenal fue coherente hasta sus últimas consecuencias"

"Se abrazó con pasión a las grandes causas por las que vale la pena dar la vida"

Pedro Casaldáliga, 29 de febrero de 2016
(Pedro Casaldáliga).- Estamos celebrando laPascua de Fernando Cardenal. Miles de personas nos sentimos tocados por esta Pascua, por esta vida ejemplar. Fernando fue coherente hasta las últimas consecuencias. Y se abrazó con pasión a las grandes causas por las que vale la pena dar la vida.
Jesuita, maestro militante sandinista, vale la pena sufrir la incomprensión e incluso la pena canónica, viéndose rechazado oficialmente, Y QUERIDO POR MUCHOS, sobre todo entre la juventud.
Fernando, hermano, desde la Plenitud donde te encuentras, acompañanos por los caminos del reino en esta continuada alfabetización que nos desafía, nos ayuda a ser buenos hermanos y hermanas seguidores y seguidoras de Jesús.

domingo, 28 de febrero de 2016

Domingo 3º de Cuaresma


Éxodo 3, 1-8a. 13-15
En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.
El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo:
-"Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza."
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: "Moisés, Moisés."
Respondió él: "Aquí estoy."
Dijo Dios: "No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado."
Y añadió: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob."
Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.
El Señor le dijo: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel."
Moisés replicó a Dios: "Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros."
Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?"
Dios dijo a Moisés: ""Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: "'Yo-soy' me envía a vosotros"."
Dios añadió: "Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación"."
Salmo responsorial: 102
El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles. R
1Corintios 10, 1-6. 10-12
La vida del pueblo con Moisés en el desierto fue escrita para escarmiento nuestro
No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron aquéllos.
No protestéis, como protestaron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador.
Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.
Lucas 13, 1-9
Eu una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús contestó:
-"¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís,
todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera."
Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas"."

sábado, 20 de febrero de 2016

Domingo 2º de Cuaresma


Génesis 15, 5-12. 17-18
En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: "Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes."
Y añadió: "Así será tu descendencia."
Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.
El Señor le dijo: "Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra."
Él replicó: "Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?"
Respondió el Señor: "Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón."
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba.
Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.
El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: "A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates."
Salmo responsorial: 26
El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R.
Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme. Oigo en mi corazón: "Buscad mi rostro." R.
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio. R.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R.
Filipenses 3, 20-4, 1
Cristo nos transformará, según el modelo de su cuerpo glorioso
Hermanos: Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.
Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.
Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: "Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías."
No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle."
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Francisco, contra la explotación laboral: "Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días"




Francisco, junto a la Guadalupana, con empresarios y trabajadores

"El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común"


Exhorta a trabajadores y empresarios a "negociar: siempre se pierde algo, pero ganan todos"


Jesús Bastante, 17 de febrero de 2016 
(Jesús Bastante).- Tras el encuentro con los presos, el Papa Francisco se reunió en Chihuahua con trabajadores, empresarios y gremialistas, y lanzó una dura andanada contra otra prisión, la de la explotación laboral, la del imperio del capital. "Dios pedirá cuentas a los esclavistas de nuestros días", clamó Bergoglio, quien incidió en la necesidad de "soñar el México que nuestros hijos se merecen".

"El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común, y cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la única ganancia posible, eso tiene un nombre. Se llama exclusión, y así se va consolidando la cultura del descarte", proclamó Francisco en una intervención que mezcló un discurso preparado con frases improvisadas y que desató el aplauso de los presentes.
Tras escuchar varios testimonios de empresarios, trabajadores, obreros y familias, Francisco incidió en la necesidad del diálogo. "Todo lo que podamos hacer para dialogar, encontrarnos, para buscar mejor alternativa y oportunidad, es ya un logro a valorar y resaltar", indicó, apuntando que "no hay que cansarse de dialogar", pues "las guerras se van gestando de a poquito por la mudez y por los desencuentros".
"Hoy en día no podemos darnos el lujo de cortar toda instancia de encuentro, de debate, de confrontación, de búsqueda. Es la única manera que tenemos de poder ir construyendo el mañana", y de "forjar el México que su pueblo y sus hijos se merecen".


Trabajadores y empresarios, que "a primera vista podrían considerarse como antagonistas, pero les une la misma responsabilidad. Buscar, generar espacios de trabajo dignos y verdaderamente útiles para la sociedad, y especialmente para los jóvenes de esta tierra".
"Uno de los flagelos más grandes a los que se ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo sostenible, que les permita proyectarse. Y esto genera en tantos casos, situaciones de pobreza y marginación", señaló Bergoglio, quien apuntó que "esta pobreza y marginación es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia. Es un lujo que hoy no nos podemos dar. No se puede dejar solo y abandonado el presente y el futuro de México. Y para eso, diálogo, confrontación, fuentes de trabajo que vayan creando este sendero constructivo".
"Desgraciadamente el tiempo que vivimos ha impuesto el paradigma de la utilidad económica como principio de las relaciones personales. La mentalidad reinante propugna la mayor parte de ganancias a cualquier costo y de manera inmediata", denunció el Papa, quien apuntó que dicha mentalidad "olvida que la mejor inversión que se puede realizar es invertir en la gente, en las personas, en las familias. La mejor inversión es crear oportunidades".
"La mentalidad reinante pone el flujo de las personas al servicio del flujo de capitales, provocando en muchos casos la explotación de empleados como si fueran objetos para usar y tirar. Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días", aseguró el Papa, quien incidió en que "debemos hacer todo lo posible para que estas ituaciones no se produzcan más. El flujo del capital no puede influir en las personas".


Frente a la desigualdad, un arma: la Doctrina Social de la Iglesia, que buscar "velar por la integridad de las personas y las instituciones sociales. Cuando ésta se ve amenazada o reducida a bien de consumo, la DSI será voz profética que nos enseñará a no perdernos en el mar seductor de la ambición".
Porque "cada vez que la integridad de una persona es violada, toda la sociedad en cierta manera empieza a deteriorarse. Y esto que dice la DSI no es en contra de nadie, sino a favor de todos. Todos estamos en el mismo barco, todos tenemos que luchar para que el trabajo sea una instancia de humanización y de futuro, un espacio para construir sociedad y ciudadanía. Esta actitud no solo genera una mejora inmediata, sino que va transformándose en una cultura capaz de promover espacios dignos para todos".

"¿Qué mundo queremos dejarle a nuestros hijos?", se preguntó el Papa. "¿Qué quiere dejar México a sus hijos? ¿Quiere dejarle una memoria de explotación, de acoso laboral o de tráfico de trabajo esclavo? ¿O la memoria de un trabajo digno y de la tierra para trabajar? Trabajo, techo y tierra. ¿En qué cultura queremos ver nacer a los que nos seguirán? ¿Qué aire van a respirar, uno viciado por la corrupción, la violencia o la desconfianza, o un ambiente capaz de generar alternativa, renovación o cambio?Generar es ser co-creadores con Dios".


"Eso cuesta", reconoció el Papa. "Cuando se va a negociar siempre se pierde algo, pero ganan todos. Sé que no es fácil poder congeniar en un mundo cada vez más competitivo, pero es peor dejar que el mundo competitivo termine determinando el destino de los pueblos... esclavos. El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común, y cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la única ganancia posible, eso tiene un nombre. Se llama exclusión, y así se va consolidando la cultura del descarte".
"Quiero invitarlos a soñar, a soñar en un México en el que el papá y la mamá puedan tener tiempo para jugar con sus hijos. Y eso lo van a lograr dialogando, confrontando, negociando, perdiendo para que ganen todos", culminó Francisco, quien invitó a los presentes a "soñar el México que sus hijos se merecen, donde no hayan personas de primera, segunda o de cuarta, sino el que sabe reconocer en el otro el hijo de Dios".


Discurso del Papa:

Queridos hermanos y hermanas He querido encontrarme con ustedes aquí en esta tierra de Juárez, por la especial relación que esta ciudad tiene con el mundo del trabajo. No sólo les agradezco el saludo de bienvenida y sus testimonios, que han puesto de manifiesto los desvelos, las alegrías y esperanzas que experimentan en sus vidas, sino que quisiera agradecerles también esta oportunidad de intercambio y reflexión. Todo lo que podamos hacer para dialogar, para encontrarnos, para buscar mejores alternativas y oportunidades es ya un logro a valorar y resaltar. Obviamente que no alcanza, pero hoy en día no podemos darnos el lujo de cortar toda instancia de encuentro, de debate, de confrontación, de búsqueda. Es la única manera que tendremos de poder ir construyendo el mañana, ir tejiendo relaciones sostenibles capaces de generar el andamiaje necesario que, poco a poco, irá reconstruyendo los vínculos sociales tan dañados por la falta de comunicación, tan dañados por la falta de respeto a lo mínimo necesario para una convivencia saludable. Gracias, y que esta instancia sirva para construir futuro y sea una buena oportunidad de forjar el México que su pueblo y que sus hijos se merecen. Me gustaría detenerme en este último aspecto. Hoy están aquí diversas organizaciones de trabajadores y representantes de cámaras y gremios empresariales. A primera vista podrían considerarse como antagonistas, pero los une una misma responsabilidad: buscar generar espacios de trabajo digno y verdaderamente útil para la sociedad y especialmente para los jóvenes de esta tierra. Uno de los flagelos más grandes a los que se ven expuestos sus jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo sostenible y redituable que les permita proyectarse, generando en muchos casos situaciones de pobreza. Y esta pobreza es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia. Es un lujo que nadie se puede dar; no se puede dejar solo y abandonado el presente y el futuro de México. Desgraciadamente, el tiempo que vivimos ha impuesto el paradigma de la utilidad económica como principio de las relaciones personales. La mentalidad reinante propugna la mayor cantidad de ganancias posibles, a cualquier tipo de costo y de manera inmediata. No sólo provoca la pérdida de la dimensión ética de las empresas sino que olvida que la mejor inversión que se puede realizar es invertir en la gente, en las personas, en sus familias. La mejor inversión es crear oportunidades. La mentalidad reinante pone el flujo de las personas al servicio del flujo de capitales provocando en muchos casos la explotación de los empleados como si fueran objetos a usar y tirar (cf. Laudato si', 123). Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días, y nosotros hemos de hacer todo lo posible para que estas situaciones no se produzcan más. El flujo del capital no puede determinar el flujo y la vida de las personas. No son pocas las veces que, frente a los planteos de la Doctrina Social de la Iglesia, se salga a cuestionarla diciendo: «Estos pretenden que seamos organizaciones de beneficencia o que transformemos nuestras empresas en instituciones de filantropía». La única pretensión que tiene la Doctrina Social de la Iglesia es velar por la integridad de las personas y de las estructuras sociales. Cada vez que, por diversas razones, ésta se vea amenazada, o reducida a un bien de consumo, la Doctrina Social de la Iglesia será voz profética que nos ayudará a todos a no perdernos en el mar seductor de la ambición. Cada vez que la integridad de una persona es violada, toda la sociedad es la que, en cierta manera, empieza a deteriorarse. Y esto no es en contra de nadie, sino a favor de todos. Cada sector tiene la obligación de velar por el bien del todo; todos estamos en el mismo barco. Todos tenemos que luchar para que el trabajo sea una instancia de humanización y de futuro; que sea un espacio para construir sociedad y ciudadanía. Esta actitud no sólo genera una mejora inmediata, sino que a la larga va transformándose en una cultura capaz de promover espacios dignos para todos. Esta cultura, nacida muchas veces de tensiones, va gestando un nuevo estilo de relaciones, un nuevo estilo de Nación. ¿Qué mundo queremos dejarles a nuestros hijos? Creo que en esto la gran mayoría podemos coincidir. Ese es precisamente nuestro horizonte, esa es nuestra meta y, por ello, hoy tenemos que unirnos y trabajar. Siempre es bueno pensar qué me gustaría dejarles a mis hijos; también es una buena medida para pensar en los hijos de los demás. ¿Qué quiere dejar México a sus hijos? ¿Quiere dejarles una memoria de explotación, de salarios insuficientes, de acoso laboral? ¿O quiere dejarles la cultura de la memoria de trabajo digno, del techo decoroso y de la tierra para trabajar? ¿En qué cultura queremos ver nacer a los que nos seguirán? ¿Qué atmósfera van a respirar? ¿Un aire viciado por la corrupción, la violencia, la inseguridad y desconfianza o, por el contrario, un aire capaz de generar alternativas, generar renovación y cambiamiento? Sé que lo planteado no es fácil, pero sé también que es peor dejar el futuro en manos de la corrupción, del salvajismo, de la falta de equidad. Sé que no es fácil muchas veces armonizar todas las partes en una negociación, pero sé también que es peor, y nos termina haciendo más daño, la carencia de negociación y la falta de valoración. Sé que no es fácil poder congeniar en un mundo cada más competitivo, pero es peor dejar que el mundo competitivo termine determinando el destino de los pueblos. El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común. Y, cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la única ganancia posible, eso se llama exclusión. Comenzaba agradeciéndoles la oportunidad de estar juntos, quiero invitarlos a soñar en México, a construir el México que sus hijos se merecen; el México donde no haya personas de primera segunda o cuarta, sino el México que sabe reconocer en el otro la dignidad del hijo de Dios. Que la Guadalupana, que se manifestó a Juan Diego, y reveló cómo los aparentemente dejados de lado eran sus testigos privilegiados, los ayude y acompañe en esta construcción.
 http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2016/02/17/francisco-contra-la-explotacion-laboral-dios-pedira-cuenta-a-los-esclavistas-de-nuestros-dias-religion-iglesia-vaticano-papa-empresarios-trabajadores-chihuahua.shtml

martes, 16 de febrero de 2016

La resignación, "el arma preferida del diablo". Francisco, Obispo de Roma.


El Papa, ante la Virgen de Morelia

Advierte contra la tentación de la resignación, "el arma preferida del diablo"

El Papa en Morelia a la vida consagrada: "No queremos ser funcionarios de lo divino"

Puso de ejemplo al "Tata Vasco, el español que se hizo indio", primer obispo de la diócesis

José Manuel Vidal, 16 de febrero de 2016

(José M. Vidal).- "Se ve, se siente, Franciscoestá presente". Francisco aclamado por los suyos, en un estadio repleto de seminaristas, curas, monjas y frailes, en Morelia. El Papa les invita a entregarse a fondo, evitando la resignación, asi como el convertirse "en funcionarios de lo divino". Y les puso como ejemplo al primer obispo español de la diócesis, amado por los indios, el "Tata (papá) Vasco".
Papa recorrer el estadio, el Papa se sienta en un pequeño cochecito de golf. En él, al lado del Papa, el cardenal de Morelia, Suárez Inda, uno de los prelados mexicanos con mayor sintonía con Francisco.
El altar, austero como viene siendo habitual en su recorrido mexicano, está colocado en una de las gradas del estadio.
El Papa, antes del perdón, ofreció la eucaristía por monseñor Carlos Quintero, arzobispo emérito de Hermosillo, que murió ayer, a los 96 años. Y celebra con el báculo y el cáliz del primer obispo de Michoacán, el español al que los indios llamaban "Tata" (papá) Vasco.
Algunas frases de la homilía del Papa
"Hay un dicho que dice así: Dime cómo rezas y te dire como vives; dime como vives y te diré como rezas"
"Nuestra vida habla de la oración y la oración de nuestra vida"
"A rezar se aprende, como aprendemos a caminar"
"La escuela de la oración es la escuela de la vida"
"Pablo le dice a Timoteo, su discípulo predilecto: 'Acordate de tu madre y de tu abuela'"
"A los seminaritas: 'Seguid rezando como te enseñaron en tu casa y, después, poco a poco, tu oración irá creciendo, como tu vida"
"En Jesús, la expresión 'Padre nuestro' tiene sabor a vida, a experiencia, a autenticidad"
"Supo vvir rezando y rezar viviendo"
"Nos invita a nosotros a lo mismo"
"¡Ay de nosotros, consagrados, si no la compartimos! ¡Si no somos testigos de lo que hemos visto y oído!"
 
"No queremos ser funcionarios de lo divino. No somos ni queremos ser nunca empleados de la empresa de Dios"
"La misión es decir con nuestra vida: Padre nuestro"
"No nos dejes caer en la tentación"
"¿Cuál puede ser una de las tentaciones que nos pueden asediar?"
"Tentación de ambientes dominados por la corrupción, el tráfico de drogas..."
"La tentación de la resignación"
"Una de las armas preferidas del demonio: la resignación. Y qué le vas hacer, la vida es así"
"Resignación que nos paraliza y nos impide hacer camino, nos atemoriza y nos atrinchera en nuestra ssacristías y aparentes eseguridades"
"Nos impide anunciar y alabar. Nos quita la alegría"
"Nos frena para arriesgar y transformar"
"No nos dejes caer en la tentación, Padre Nuestro"
"Recuperar la historia que nos ha traído hasta aquí"
"No podemos olvidar a alguien que se hizo hijo de esta tierra"
"Agradezco al señor cardenal que haya querido que se celebrase esta eucaristía con el báculo y el cáliz de este hombre, el primer obispo de Michoacán"
"Hacer memoria del Tata Vasco, el español que se hizo indio"
"Movió su vida y su compasión y lo impulsó a hacer propuestas"
"El dolor del sufrimiento de sus hermanos se hizo oración. Y eso le ganó entre los indios elnombre de Tata (papá) Vasco"
"No nos dejes caer en la tentación de la acedia"
 
Texto completo de la homilía del Papa
«Hay un dicho que dice así: «Dime cómo rezas y te diré cómo vives, dime cómo vives y te diré cómo rezas», porque mostrándome cómo rezas, aprenderé a descubrir el Dios que vives y, mostrándome cómo vives, aprenderé a creer en el Dios al que rezas»; porque nuestra vida habla de la oración y la oración habla de nuestra vida; porque nuestra vida habla en la oración y la oración habla en nuestra vida. A rezar se aprende, como aprendemos a caminar, a hablar, a escuchar. La escuela de la oración es la escuela de la vida y en la escuela de la vida es donde vamos haciendo la escuela de la oración.
Jesús quiso introducir a los suyos en el misterio de la Vida, en el misterio de su vida. Les mostró comiendo, durmiendo, curando, predicando, rezando, qué significa ser Hijo de Dios. Los invitó a compartir su vida, su intimidad y estando con Él, los hizo tocar en su carne la vida del Padre. Los hace experimentar en su mirada, en su andar la fuerza, la novedad de decir: «Padre nuestro». En Jesús, esta expresión no tiene el «gustillo» de la rutina o de la repetición, al contrario, tiene sabor a vida, a experiencia, a autenticidad. Él supo vivir rezando y rezar viviendo, diciendo: Padre nuestro.
Y nos ha invitado a nosotros a lo mismo. Nuestra primera llamada es a hacer experiencia de ese amor misericordioso del Padre en nuestra vida, en nuestra historia. Su primera llamada es a introducirnos en esa nueva dinámica de amor, de filiación. Nuestra primera llamada es aprender a decir «Padre nuestro», a decir Abba.
¡Ay de mí sino evangelizara!, dice Pablo. ¡Ay de mí! porque evangelizar -prosigue- no es motivo de gloria sino de necesidad (cf. 1 Co 9,16).
Nos ha invitado a participar de su vida, de la vida divina, ay de nosotros si no la compartimos, ay de nosotros si no somos testigos de lo que hemos visto y oído, ay de nosotros. No somos ni queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de Dios, porque somos invitados a participar de su vida, somos invitados a introducirnos en su corazón, un corazón que reza y vive diciendo: «Padre nuestro». ¿Qué es la misión sino decir con nuestra vida: «Padre nuestro»?
A este Padre nuestro es a quien rezamos con insistencia todos los días: no nos dejes caer en la tentación. El mismo Jesús lo hizo. Él rezó para que sus discípulos -de ayer y de hoy- no cayéramos en la tentación. ¿Cuál puede ser una de las tentaciones que nos podría asediar? ¿Cuál puede ser una de las tentaciones que brota no sólo de contemplar la realidad sino de caminarla? ¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad? ¿Qué tentación podemos tener una y otra vez frente a esta realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible?
 
Creo que podríamos resumirla con la palabra resignación. Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. Una resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras «sacristías» y aparentes seguridades; una resignación que no sólo nos impide anunciar, sino que nos impide alabar. Una resignación que no sólo nos impide proyectar, sino que nos impide arriesgar y transformar.
Por eso, Padre nuestro, no nos dejes caer en la tentación.
Qué bien nos hace apelar en los momentos de tentación a nuestra memoria. Cuánto nos ayuda el mirar la «madera» de la que fuimos hechos. No todo ha comenzado con nosotros, no todo terminará con nosotros, por eso cuánto bien nos hace recuperar la historia que nos ha traído hasta acá.
Y, en este hacer memoria, no podemos saltearnos a alguien que amó tanto este lugar que se hizo hijo de esta tierra. A alguien que supo decir de sí mismo: «Me arrancaron de la magistratura y me pusieron en el timón del sacerdocio, por mérito de mis pecados. A mí, inútil y enteramente inhábil para la ejecución de tan grande empresa; a mí, que no sabía manejar el remo, me eligieron primer Obispo de Michoacán» (Vasco Vázquez de Quiroga, Carta pastoral, 1554).
Con ustedes quiero hacer memoria de este evangelizador, conocido también como Tata Vasco, como «el español que se hizo indio». La realidad que vivían los indios Purhépechas descritos por él como «vendidos, vejados y vagabundos por los mercados, recogiendo las arrebañaduras tiradas por los suelos», lejos de llevarlo a la tentación y de la acedía de la resignación, movió su fe, movió su vida, movió su compasión y lo impulsó a realizar diversas propuestas que fuesen de «respiro» ante esta realidad tan paralizante e injusta. El dolor del sufrimiento de sus hermanos se hizo oración y la oración se hizo respuesta. Eso le ganó el nombre entre los indios del «Tata Vasco», que en lengua purhépecha significa: Papá.
Padre, papá, abba.
Esa es la oración, esa es la expresión a la que Jesús nos invitó.
Padre, papá, abba, no nos dejes caer en la tentación de la resignación, no nos dejes caer en la tentación de la pérdida de la memoria, no nos dejes caer en la tentación de olvidarnos de nuestros mayores que nos enseñaron con su vida a decir: Padre Nuestro».