Monseñor Romero, la voz de los sin voz
Éxodo 19,6
"Y ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel".
Filipenses 1,1
“Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipo”
Hebreos 12,14
Sigan la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”
"Y ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel".
“Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipo”
Sigan la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”
Miles de salvadoreños recuerdan al obispo mártir en murales, estatuas y llaveros
Todo preparado para la multitudinaria beatificación de este sábado en San Salvador
Redacción, 20 de mayo de 2015
Monseñor Óscar Arnulfo Romero, símbolo de una Iglesia cercana a los pobres, será beatificado el sábado, aunque los salvadoreños ya lo arropan como un santo al que rezan por un país más justo y lo recuerdan en murales, estatuas y hasta llaveros.
Monseñor Romero será proclamado beato en una multitudinaria ceremonia en la plaza Salvador del Mundo de la capital salvadoreña.
"Monseñor Romero fue un hombre extraordinario, preocupado por su rebañoy es un ejemplo claro al mundo de un pastor que vivió y que sufrió junto a los más pobres", reseñó monseñor Jesús Delgado, quien fue secretario personal de Romero.
El 23 de marzo de 1980, monseñor Romero en una homilía hizo un vehemente llamamiento a los soldados a desobedecer órdenes de disparar contra el pueblo: "Les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión".
Un día después del emotivo llamamiento, un francotirador de la extrema derecha le disparo en el pecho cuando oficiaba la misa ante en la capilla del hospital para cancerosos La Divina Providencia, en el norte de la capital.
El 30 de marzo, la multitud que acudió a su funeral fue dispersada a balazos por soldados que dejaron numerosos muertos.
El magnicidio de Romero, fue el detonante de una guerra civil que duró doce años (1980-1992) y dejó 75.000 muertos.
Su vida y la iglesia
Romero nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, un pueblo cafetalero en el departamento de San Miguel, a 156 kilómetros al noreste de San Salvador.
Su vida religiosa comenzó en 1931, cuando ingresó al seminario menor de San Miguel, donde fue conocido como 'El niño de la flauta', por el pequeño instrumento de bambú que heredó de su padre.
En 1937, fue aceptado en el seminario mayor San José de la Montaña, en San Salvador, y siete meses más tarde, viajó a estudiar teología en Roma, donde presenció las calamidades de la Segunda Guerra Mundial y fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942.
El 21 de junio de 1970, fue nombrado obispo auxiliar de la capital y, más tarde, obispo de Santiago de María, Usulután, el 15 de octubre de 1974, en momentos que comenzaba la represión contra campesinos organizados.
Conocido entonces por su postura conservadora, Romero fue ungido arzobispo el 23 de febrero de 1977, a sus 59 años.
En marzo de 1977, el asesinato de su amigo el sacerdote Rutilio Grande, junto a dos campesinos, transformó a Romero, quien hizo de la denuncia su bandera. Por las denuncias que transmitía por la radio católica YSAX y el semanario Orientación, Romero llegó a ser conocido como 'La voz de los sin voz'.
Sencillo y admirado
Muchos salvadoreños lo recuerdan como un hombre sencillo, que disfrutaba de fotografiar escenas de la vida cotidiana. "Era sencillo, le gustaba el contacto directo con la gente. Me dolió su muerte, pues es de los pocos que he conocido que vivió íntegramente el Evangelio", recuerda el artesano de la madera Fernando Llort, quien conoció personalmente a monseñor Romero.
Llort recuerda que Romero visitó varias veces su taller en la ciudad de La Palma, a 86 kilómetros al norte de San Salvador y en una ocasión le pidió que le hiciera un báculo para usar en las misas.
Otros que quizás no lo conocieron en vida visitan a diario la cripta de Romero, en el sótano de la Catedral, donde los fieles se arrodillan, depositan flores, prenden velas y le rezan para pedir mejores tiempos en el país. Uno de tales visitantes, don Guadalupe Navarro, un albañil de 77 años devoto del pastor rememoró: "el día que lo mataron, lloré, perdíamos la esperanza de cambios en el país, pero hoy vemos una luz y esa luz es nuestro San Romero, nunca van a callar la voz de un santo".
Hoy, la imagen de Romero se multiplica en estatuas, murales, camisas, llaveros, y tazas con su rostro que se venden en las calles.
Ante su tumba han desfilado personalidades como el fallecido papa Juan Pablo II en 1983. Años después, en 2011, lo visitó Barack Obama.
Una Comisión de la Verdad creada por la ONU, culpó al fallecido mayor del ejército Roberto d'Aubuisson, fundador de la entonces gobernante Alianza Republicana Nacionalista, de derecha, de ser el responsable de "organizar y supervisar" el asesinato.
La causa para canonizar a Romero se abrió en la Iglesia Católica local en 1994 y en Roma en 1997. En abril de 2013, el papa Francisco desbloqueó el proceso y el 3 de febrero de 2015 firmó el decreto que reconoce a Romero como mártir de la iglesia.
Por su parte, y tal y como informa Radio Vaticana, el coordinador regional de Caritas en América Latina y el Caribe, el padre Francisco Hernández Rojas de Costa Rica explica cómo funciona esta red de Caritas en Latinoamérica compuesta por 22 conferencias episcopales y destaca la importancia de monseñor Óscar Arnulfo Romero quien será beatificado el próximo 23 de mayo en El Salvador.
"Caritas América Latina y el Caribe es un órgano de comunión adscrito al Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) dentro del departamento de justicia y solidaridad del CELAM" en los que desarrollan varios ejes de trabajo, como el del medio ambiente, la gestión de los riesgos y las emergencias.
Otro de los ámbitos en los que trabajan es la ‘Dignidad, derechos humanos y construcción de paz' del cual el padre Francisco Hernández explica que "el punto de partida siempre es la dignidad humana en la misma perspectiva que nos señala el Magisterio social de la Iglesia y desde allí queremos construir una perspectiva de derechos donde todos los seres humanos seamos sujetos de derechos, y también de deberes, y que puedan ser respetados y que podamos ser constructores y sujetos de nuestra propia historia...".
En esta línea, el sacerdote costarricense señala a Radio Vaticano que "monseñor Óscar Arnulfo Romero es la expresión de la búsqueda de una sociedad justa, fraterna y solidaria como el ‘mínimo de la caridad' así como nos enseña el Magisterio social de la Iglesia, expresado muy bien, magistralmente, por el Papa Benedicto XVI en -la Encíclica- Caritas in Veritae".
"Monseñor Romero es esa expresión de la entrega en la caridad de una Iglesia que quiere proteger a sus hijos, a sus hijas, que quiere defenderlos, que quiere que todos, cada uno de sus hijos y de sus hijas tengan iguales oportunidades, haya una sociedad equitativa, donde todos puedan encontrar los elementos necesarios para una vida humana tal como lo expresa el documento de Aparecida".
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2015/05/20/san-romero-de-america-nunca-van-a-callar-la-voz-de-un-santo-religion-iglesia-salvador-martir-beato.shtml
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